(Ciencias de Joseleg) (Biología) (Teoría
de la Biología) (Teorías de la evolución) (Introducción) (Generalidades) (desde
Grecia al Islam)
(Naturalistas
y escala natural)
(Lamarckismo) (Darwin
y Wallace) (El
origen del darwinismo) (La
selección natural)
(Neodarwinismo) (Teoría
sintética de la evolución) (Selección
sexual) (Carrera
armamentista) (Extinciones
y radiaciones)
(Grandes
saltos) (Deriva
genética) (Aplicaciones)
(Debates
sociales) (Una
nueva síntesis) (Referencias
bibliográficas)
En base a lo propuesto por autores como Kutschera U, Niklas K (2004) he decidido separar a la Síntesis Evolutiva Moderna de lo que se ha denominado new-darwinismo. En base a esto, el neodarwinismo iría desde la refutación de Weismann de la herencia blanda en 1883 y por lo tanto dándole una estoca fatal a la teoría de la herencia tomada por Darwin en su libro “El Origen de las Especies”, hasta la publicación en 1916 por parte de T. H. Morgan de su libro “crítica al Darwinismo” obra seminal que daría inicio a una nueva era en la biología. En este marco de tiempo de unos 33 años las teorías de Darwin no se instituyeron rápida o fácilmente como la teoría dominante que describe la variación de los seres vivos como uno pensaría en base a los libros de texto. En esta época se pueden resaltar varios aspectos:
·
El rechazo de la herencia blanda o lamarckismo
como teoría válida de la herencia.
·
El ocaso del darwinismo, con un creciente número
de dudas sobre la efectividad de la selección natural por autores tan
prominentes como William Bateson.
·
El rechazo de la variación continua darwiniana
debido a la naturaleza discreta de los genes.
·
Propuesta de la teoría mutacionista por Hugo de
Vries.
Este estadio del desarrollo de la teoría evolutiva puede ser
rastreado hasta el zoólogo y citólogo A. Weismann "1834-1914" que
proveyó evidencia experimental en contra el principio lamarckiano de herencia
blanda y además propuso que la reproducción sexual (recombinación en la segunda
fase de la meiosis) genera en cada generación una nueva y variable población de
individuos. La selección natural actúa
sobre esta variación y determina el curso del cambio evolutivo. Desde que la
teoría expandida de Darwin (Neo-darwinismo), enriqueció el concepto original de
Darwin llevando la atención en como la variación biológica es generada y
excluyendo el principio de Lamarck de herencia blanda como un mecanismo
plausible para la evolución. Wallace en 1889 fue quien popularizó el termino
(Darwinismo) e incorporó completamente los aportes de Weismann y fue desde
entonces uno de los primeros proponentes del Neo-darwinismo.
August Friedrich Leopold Weismann (17 de enero de 1834 - 5
de noviembre de 1914) fue un biólogo evolutivo alemán. Ernst Mayr lo clasificó
como el segundo teórico evolutivo más notable del siglo XIX, después de Charles
Darwin. Weismann se convirtió en el Director del Instituto Zoológico y el
primer Profesor de Zoología en Freiburg. Su principal contribución fue la
teoría del plasma germinal, también conocida como Weismannismo, según la cual
la herencia (en un organismo multicelular) solo tiene lugar por medio de las
células germinales, los gametos, como los óvulos y los espermatozoides. Otras
células del cuerpo -las células somáticas- no funcionan como agentes de la
herencia. El efecto es unidireccional: las células germinales producen células
somáticas y no se ven afectadas por nada que las células somáticas aprendan o,
por lo tanto, ninguna habilidad que un individuo adquiera durante su vida. La
información genética no puede pasar de soma a germoplasma y a la próxima
generación. Los biólogos se refieren a este concepto como la barrera de
Weismann. Esta idea, si es cierta, descarta la herencia de las características
adquiridas según lo propuesto por Jean-Baptiste Lamarck (Churchill, 2015; Harman, 2009; Laubichler & Rheinberger, 2006).
Figura 37. August
Weismann. (1834, Fráncfort
del Meno - 1914, Friburgo de Brisgovia) fue un biólogo alemán. Se formó en la
Universidad de Gotinga y enseñó zoología en Friburgo (1866-1912). Ernst Mayr lo
situó como el segundo más notable teórico evolucionista del s. XIX, detrás de Charles
Darwin.
La hipótesis de los caracteres adquiridos avanzó desde
Jean-Baptiste de Lamarck (1744–1829) y fue aceptada por Darwin (1859, 1872) fue
vigorosamente refutada por August Weismann (1834–1914). Durante la época en que Weisman y otros
realizaron los experimentos que desacreditaron la noción de herencia blanda,
los genetistas mendelianos habían desarrollado una base firme para explicar la
variación entre los individuos en una población tal y como lo requería la
teoría de Darwin. Desde 1960 los genetistas moleculares demostraron que los
cambios en la composición de pares de bases en el ADN se traducían en cambios
en la estructura de las proteínas. Lo
anterior demostró que la noción de Weismann de herencia dura era un hecho
irrefutable.
La idea de la barrera Weismann es central para la síntesis
moderna de mediados del siglo XX, aunque los académicos no la expresan hoy en
los mismos términos. En opinión de Weismann, el proceso de mutación en gran
medida aleatorio, que debe ocurrir en los gametos (o células madre que los
producen) es la única fuente de cambio para que la selección natural funcione.
Weismann se convirtió en uno de los primeros biólogos en negar totalmente el
lamarckismo y en consecuencia al primer darwinismo de manera parcial en su explicación
sobre la herencia. Las ideas de Weismann precedieron al redescubrimiento del
trabajo de Gregor Mendel, y aunque Weismann fue cauteloso al aceptar el
mendelismo, sus sucesores más jóvenes pronto hicieron la conexión. Weismann es
muy admirado hoy. Ernst Mayr lo consideró el pensador evolutivo más importante
entre Darwin y la síntesis evolutiva alrededor de 1930-1940, y "uno de los
grandes biólogos de todos los tiempos".
Weismann comenzó al igual que muchos de los historiadores
naturales/biólogos del siglo XIX como Charles Darwin sus investigaciones
asumiendo una herencia continua que es afecta por las condiciones del ambiente,
una herencia blanda afectada por factores externos. Hacia 1876 aceptaba la
noción de que las especies se transmutaban en otras especies por la acción
directa del ambiente, en otras palabras, en adición a la selección natural
existían otros factores que generaban la diversidad sobre la cual la selección
natural eliminaba variantes. De hecho, Weismann escribió lo siguiente “si cada
variación es el resultado de una reacción de los organismos a las condiciones
externas, como una desviación de la línea de desarrollo, se sigue que ninguna
evolución podrá darse sin un cambio en el ambiente”. Aunque la teoría neutral y
el equilibrio puntuado actualmente son rutas de pensamiento que permiten llegar
a la misma conclusión actualmente es importante resaltar como la primera teoría
de la evolución y los conceptos de Lamarck no son antagónicos en su contexto,
más bien son una amalgama en desarrollo durante esta época. Weismann también
emplea la metáfora de Lamarck sobre los órganos de usados y no usados.
El primer rechazo de Weismann al concepto de herencia
blanda, o mejor dicho herencia de los caracteres adquiridos se dio en una
ponencia de 1883 titulada “sobre la herencia (Über die Vererbung). El estilo de
Weismann es eminentemente comparativo con respecto a ejemplos concretos, es
decir busca una serie de ejemplos concretos sobre las cuales aplicar los
modelos teóricos y poder determinar cual explica sin mayores hipótesis
auxiliares los fenómenos observados. Un ejemplo que le llamó la atención fue la
existencia de castas no reproductivas al interior de una serie de artrópodos
como las hormigas o las termitas, las cuales no pueden explicarse con la teoría
de los caracteres adquiridos. En lugar de ello plantea una teoría radical para
su tiempo a la cual denominará la teoría del plasma germinal, la cual logra
explicar la existencia de las castas de hormigas no reproductivas como una
analogía de las células somáticas que mueren mientras que las células
germinativas pasan a la siguiente generación (Kutschera & Niklas, 2004).
La teoría del plasma Germinal, propuesta por A. Weismann es
la base sobre la cual actualmente distinguimos dos tipos diferentes de líneas
células al interior de los seres vivos multicelulares. El cuerpo de los
animales y las plantas que interactúa con el medio ambiente está compuesto por
la línea somática, la cual consiste en células especializadas para funciones
específicas. Protegido al interior de la línea somática se encuentra la línea
germinal o plasma germinal, la cual son las células que se reproducen, las que
pasan la información genética a la siguiente generación. Las mutaciones que
afectan a la línea somática solo afectan al cuerpo del poseedor, pero no
necesariamente son transmitidas al plasma germinal que se encuentra aislado del
ambiente. Es por esto que se logra el rechazo de la herencia blanda, aquellos
factores que alteran a la línea somática como el ejercicio o las lesiones no
transfieren su efecto a la línea germinal, a lo cual se le denomina la barrera
de Weismann. Otro aspecto importante en la teoría de Weismann era que las
células somáticas a medida que experimentaban su especialización perdían su
información genética, quedándose únicamente con lo que necesitaban parta su
labor especializada, mientras que el plasma germinal mantenía la totalidad de
la información genética (Kirkwood & Cremer, 1982; Winther, 2001).
Actualmente se sabe que la herencia no está completamente
aislada del medio ambiente debido a la existencia de proteínas que transfieren
información desde el medio a los genes, pero su efecto no es tan grande como
para invalidar la teoría en general. A los factores que pueden pasar por la
barrera de Weismann los llamamos factores epigenéticos. Por otra parte, la
noción de Weismann de que las células del soma pierden información durante su
especialización si fue completamente refutada con los experimentos de clonación
por transferencia de núcleo somático como los hechos con la oveja Dolly. Estos
experimentos demostraron que las células del soma no pierden su información
genética. La teoría del plasma germinal fue desarrollada entre los años de
1865-1889, y el fundamento de esta propuesta fue hecho originalmente por
Francis Galton pero en una versión más débil (Kutschera & Niklas, 2004).
El significado de
la mitosis y la meiosis fue descrito por A. Weismann en 1890 quien trabajó con
huevos de erizos de mar, en las cuales observó diferentes tipos de división
celular, a una la denominó división ecuatorial (Äquatorialteilung = mitosis) y a la
otra devisión reductora (Reduktionsteilungres =
meiosis). Weismann notó como en la meiosis la
cantidad de cromosomas disminuía a la mitad, y por lo tanto indujo la
consecuencia de que durante la fecundación dos células con la mitad de los
cromosomas debían unirse para que el número de cromosomas de la especie se
mantuviera constante. Esto obviamente ya lo sabían otros biólogos previos a
Weismann. Lo que realmente importa es que Weismann le dio un papel evolutivo a
los procesos que fueron el fundamento de su teoría del plasma germinal, en
donde la meiosis es quien se encarga de producir las células especializadas de
dicho plasma (Churchill, 1970).
Durante esta época
los trabajos de Mendel habían caído en el olvido, por lo que la conexión entre
la genética mendeliana y los mecanismos de reproducción celular solo se haría
evidente varias décadas después. Debido a la teoría del plasma germinal, la
noción de herencia blanda de la primera teoría de la evolución que Darwin había
tenido que introducir debido a la falta de explicación sobre el origen de la
variabilidad fue refutada, de este modo Weismann es uno de los proponentes de
la segunda teoría de la evolución o Neo-Darwinismo en la cual la herencia es
independiente a los factores externos, concepto al cual se hará referencia como
herencia dura.
La teoría del plasma germinal pone final absoluta a la teoría de Lamarck de los caracteres adquiridos. Aunque los experimentos de Weismann pueden verse un poco tontos en nuestro contexto, ay que recordar que en su época la situación era diferente.
Figura 38. El
experimento de la cola de los ratones. El célebre experimento de la cola
de los ratones demostró que estados de caracteres grandes como apéndices no
eran afectados por fuerzas externas, lo que refutó la noción de herencia blanda
del lamarckismo y el primer darwinismo.
Con frecuencia
había reportes a cerca de como al cortarle la cola a un gato sus descendientes
nacían sin cola, por ejemplo. Aunque estos reportes carecían de una
fundamentación o corroboración seria, si hacían que la cuestión se discutiera
en base a premisas imprecisas. Para corroborar o refutar los reportes Weismann
condujo una serie de experimentos en los que tomó a 68 ratones y durante 5
generaciones repetidamente les cortó la cola a todos. Y a pesar de los 901
descendientes producidos durante 5 generaciones siempre presentaron colas al
momento de nacer. Los resultados eran consistentes con su teoría del plasma
germinal, refutando de forma casi definitiva la propuesta de Lamarck (Niklas &
Kutschera, 2014).
El término “Hipótesis de Weismann” ahora se concentra en la proposición explicita de que la reproducción sexual funciona como un proveedor de variación para la selección natural (Little, Jones, Burt, & Perrett, 2007; Mayr, 1982). A pesar de la importancia adaptativa del sexo (y el como el sexo evolucionó) ha permanecido como un área de considerable debate debido al costo del 50% en la aptitud, lo que en teoría debería favorecer a la reproducción asexual (Niklas, 1997). Nótese que, durante la reproducción sexual, cada progenitor solo le hereda el 50% de su genoma a su descendencia. El resultado de la vacación genomita introducido de esta forma puede conllevar a la aparición de individuos mal adaptados. En contraste, la reproducción asexual, asegura que los nuevos individuos están adaptados como sus padres al ambiente, lo que conllevaría a que cada miembro de la población generase clones de sí mismo. Por lo cual la pregunta del millón es ¿Por qué es tan común entre los eucariontes, la reproducción sexual?
Figura 39. Ciclo de
vida de los zigomicetes. Los hongos tienen dos ciclos de vida, uno asexual
para colonizar ambientes estables y ricos en nutrientes y uno sexual para
colonizar nuevos ambientes con condiciones impredecibles y diversas.
De acuerdo con Mayr
(1982) el dilema de la perdida de la aptitud en un 50% debido a la reproducción
sexual se puede resolver si consideramos el hecho de que el ambiente al que
estaban adaptados los padres cambia a través del tiempo y puede que no sea el
mismo que enfrentara la descendencia. Niklas (1997) señaló que la
reproducción sexual y asexual no son mutuamente excluyentes, una combinación de
ambas se puede observar en plantas, hongos y un sin fin de organismos
eucariontes microscópicos. La descendencia variable producida por la
reproducción sexual puede contener (y debido al número, contiene) algunos
individuos mejor adaptados a nuevos ambientes, mientras que la reproducción
asexual produce organismos que retienen los caracteres adaptativos para un
ambiente estable.
Muchos hongos
poseen ambos tipos de reproducción Figura 39, cuando llegan a un ambiente rico en
recursos ellos empiezan a generar una población clonal generada por reproducción
asexual, cuando las condiciones del ambiente se hacen menos favorables, los
hongos entran en un estado que induce la generación de gametos y estructuras
secundarias que sirven para dispersar a largas distancias los cigotos
producidos por la reproducción sexual. Esta estrategia no es única de los
hongos, y la reproducción sexual siempre emerge como un fenómeno de emergencia,
cuando las condiciones del ambiente se ponen poco favorables. Hamilton et al
(1990) propusieron que la variabilidad genética que la reproducción sexual
provee ayuda a las plantas, animales, hongos entre otros a lidiar contra
parásitos y enfermedades. En la carrera
armamentista evolutiva, los organismos patogénicos pueden crecer y adaptarse rápidamente
debido a su gran número y corto ciclo de vida, lo que les permite evadir las
defensas del organismo huésped. Rice y Chippindale (2001) han mostrado
evidencia de que la reproducción sexual es ventajosa debido a que acelera la
evolución genotípica sin el riesgo de la mutación aleatoria que puede generar
tanto alelos ventajosos como perjudiciales. Todas estas ideas y experimentos
soportan el concepto original de Weismann (1892) de que la reproducción sexual
produce una progenie variable lo que promueve la evolución adaptativa.
Figura 40. El eslabón
perdido. En la presente Escala Natural platónica puede distinguirse
el concepto de eslabón perdido.
Thomas Henry Huxley “1825-1895” fue uno de los más grandes
defensores del Darwinismo, aunque al principio aceptó con lentitud las ideas de
Darwin. También es el primero en emplear un famoso término en forma de a una
predicción, el eslabón perdido en 1863 (Beer, 1992; Weiss, 2004). El concepto de eslabón hace
referencia a una cadena, que no es otra cosa que la Cadena del Ser también
conocida como la Escala Natural. En ese contexto un eslabón perdido haría
referencia a un nivel de complejidad que debería estar lleno con un ser. Con el
advenimiento de Darwin, el concepto de eslabón perdido hace referencia a seres
que estuvieran cercanamente emparentados o que inclusive fuesen los ancestros
comunes de las especies vivas muy diferentes “humanos-primates”,
“aves-reptiles”. El eslabón perdido debía ser un fósil que hubiera vivido en un
periodo de tiempo específico con características mezcladas entre primate y ser
humano.
Después de que esta idea de eslabón perdido fuera lanzada,
los arqueólogos y paleontólogos se lanzaron a la búsqueda de tal criatura. La
búsqueda se centró en Asia y África tal como lo habían hipotetizado Darwin en
su libro “la descendencia del hombre” y Wallace en su libro “Darwinismo”. La
búsqueda terminó cuando Eugene Dubois “1858-1940” descubrió en 1894 el primer
espécimen de Homo herectus,
aunque originalmente se lo llamó Pithecanthropus
erectus (Dubois, 1894). Otros fósiles que
cumplían el criterio de eslabón perdido fueron encontrados durante la misma
época, como, por ejemplo, los primeros especímenes de Archaeopteryx
Figura 41. Ernst
Haeckel Uno de los primeros evolucionistas alemanes, si figura se
ha vuelto controversial con los años, aunque sigue siendo uno de los biólogos
más importantes del siglo XIX.
Ernst Haeckel “1834-1919” fue uno de los más grandes biólogos del siglo XIX y también uno de los más controversiales. De nacionalidad pruso-alemana fue quien llevó el pensamiento de Darwin a los germanoparlantes. A él se le deben términos como el de Filum y Ecología. En términos teóricos podemos definir que, Haeckel estaba más cercano a la primera teoría de la evolución, ya que aceptaba muchos de los mecanismos lamarkianos o de herencia blanda que en el neodarwinismo quedan proscritos experimentalmente (Amundson, 2005; Hall, 2003; Hoßfeld & Olsson, 2003; Manfred Dietrich Laubichler & Maienschein, 2007).
Figura 42. El feto no es lo que parece. Esto no es un ser humano, ni se le deben dar derechos civiles propios de un ciudadano, si no le gusta, pues de malas, porque es un elefante en estado embrionario. Aun cuando los dibujos de Haeckel tienen varias licencias artísticas las fotos de los embriones nos revelan la misma idea. En el nivel embrionario los animales son muy semejantes.
Figura 43. Embrión
de delfín. Puede notarse que embrionariamente los delfines forman
extremidades traseras, las cuales se retraen con el tiempo. Sin embargo,
algunos individuos fallan en eliminarlas.
En cualquier caso, con Hackel podemos ver que las ideas de
la escala natural aún seguían persistentemente incrustadas en el pensamiento de
los biólogos posteriores a Darwin, y esto se puede ver claramente en su árbol
filogenético-taxonómico en el cual en la copa está el hombre y en la base están
los seres vivos unicelulares. Es decir, la tendencia de la Escala Natural de
poner en la base lo que se considera menos perfecto y en la copa lo más perfecto,
aunque en el camino se observen las ramificaciones que proponía Darwin.
El proceso aleatorio no fue tomado en cuenta por Haeckel quien pesaba que la evolución procedía por un camino de complejización inexorable. También vale la pena mencionar que el impulsó la integración de la embriología con la teoría evolutiva con su propia teoría de la recapitulación, en la cual se proponía que la ontogenia “desarrollo embrionario” resume la filogenia “desarrollo evolutivo”. Aunque tal ley, junto con varios detalles de sus dibujos están desacreditados hoy en día, algunos detalles de esta sin se han confirmado, por ejemplo, la presencia de rasgos arcaicos en el desarrollo embrionario.
Figura 44. Darwinismo
imperfecto. El árbol filogenético de Ernst Haeckel aún se encuentra
influido por las ideas de la escala natural, dado que el tronco sigue siendo
lineal. Los primeros Darwinistas no entendieron completamente la falta de
dirección en el proceso evolutivo, es decir, la falta de perfección de algún
ser vivo sobre otro.
Julian Huxley usó la frase "el eclipse del
darwinismo" para describir el estado de las cosas antes de lo que llamó la
síntesis moderna, cuando la evolución en sentido no-darwiniano fue ampliamente
aceptada en círculos científicos, pero relativamente pocos biólogos creían que
la selección natural fuera su mecanismo principal o que esta afectara a una
herencia continua. Los historiadores de la ciencia como Peter J. Bowler han
usado la misma frase como etiqueta para el período dentro de la historia del
pensamiento evolutivo desde la década de 1880 hasta alrededor de 1920, cuando
se desarrollaron y exploraron alternativas a la selección natural -como muchos
biólogos consideraban la selección natural ha sido una suposición errónea por
parte de Charles Darwin, o al menos por una importancia relativamente menor. Se
ha propuesto un término alternativo, la interfase del darwinismo o crisis del
neodarwinismo. Si bien hubo varias explicaciones de la evolución que incluyeron
el vitalismo, el catastrofismo y el estructuralismo durante el siglo XIX,
cuatro alternativas principales a la selección natural estaban en juego a
comienzos del siglo XX (Bender, 2004; Bowler, 1992a, 2005; Largent, 2009):
·
La evolución teísta fue la creencia de que Dios
guió directamente la evolución.
·
El neolamarckismo fue la idea de que la
evolución fue impulsada por la herencia de características adquiridas durante
la vida del organismo.
·
La ortogénesis era la creencia de que los
organismos se veían afectados por fuerzas internas o leyes de desarrollo que
impulsaban la evolución en direcciones particulares.
·
El mutacionismo fue la idea de que la evolución
fue en gran medida el producto de mutaciones que crearon nuevas formas o
especies en un solo paso.
La evolución teísta desapareció en gran parte de la
literatura científica a fines del siglo XIX, cuando los llamamientos directos a
las causas sobrenaturales llegaron a considerarse anticientíficas. Las otras
alternativas tuvieron seguidores significativos hasta bien entrado el siglo XX,
además de tener ciertos grados de amalgamamiento que las hace difíciles de
distinguir en ciertos autores; la biología dominante los abandonó en gran
medida solo cuando los avances en genética los hicieron parecer cada vez más
insostenibles, y cuando el desarrollo de la genética de poblaciones y la
síntesis moderna demostraron el poder explicativo de la selección natural.
Ernst Mayr escribió que aún en 1930 la mayoría de los libros de texto aún
enfatizaban tales mecanismos no-darwinianos.
El desarrollo de la teoría de herencia discreta o mendelismo
fue la clave de este eclipse, pues llevó a muchos biólogos mendelianos a negar
de plano la variación continua de los caracteres, por ejemplo, intentando
encajonar la variación continua del color de la piel humana solo en tres o
cuatro categorías para poder intentar modelarlas en un sistema mendeliano
simple o saltasionista, sin intermedios. Estas ideas hicieron también su
irrupción en las teorías evolutivas, ya que, si se negaba la variación
continua, la evolución neodarwinista no tendría sustento.
Hay que tener en cuenta que este saltacionismo también es
una teoría evolutiva en derecho propio e igual de naturalista, solo que no era
gradual. Este saltacionismo podía tener tres vertientes:
·
uno neo-larmarckiano en el que los saltos
siempre perfeccionaban a su antecesor por una fuerza externa
·
otro llamado ortogénesis en el que los saltos
siempre perfeccionaban a su antecesor por una fuerza interna. Junto con el
anterior generaba un patrón saltacionista o mendeliano hacia el
perfeccionamiento de manera lineal, lo cual se modelaba con esquemas como “la
marcha de los primates”;
·
y otro de corte más mutacionista en el que el
salto no era ni bueno ni malo, sino que dependía del ambiente.
El descubrimiento de Hugo de Vries 1848-1935 de una mutación
de salto de especie en la planta de Onagra, junto con el éxito de los
mendelianos hizo que durante los años de 1900-1915 el neodarwinismo estuviera
casi al borde de ser eliminado de los escritos serios de los biólogos, y a este
periodo de tiempo en general se lo conoce como la crisis del neodarwinismo, y
el autor más prominente en esta época fue William Bateson 1861-1926 (Bowler, 2000, 2005; Nordmann, 1992).
Aunque el mendelismo es útil para casos concretos, los
mendelianos se enceguecieron al tratar de encajonar caracteres continuos en
cajones discretos, es por esto que en libros de texto es común encontrar falsos
ejemplos de herencia mendeliana como en el caso de: el arco del pulgar, el pico
de viuda “entradas de Vegeta”, control de la lengua, el color de los ojos, el
color de la piel, los hoyuelos en las mejillas, el cabello rojo, o la
sensibilidad a ciertos químicos. Estos caracteres realmente obedecen a una
herencia continua, que es la base de una evolución neodarwiniana. Otro detalle
que conllevó a ignorar a las malas a la herencia continua fue el hecho de
querer encajonar a la población humana con herencia continua en cajones
discretos mendelianos llamados razas. Solo a través del racismo se puede ver
una variación continua como el color de la piel en cajones discretos.
La ortogénesis era la teoría de que la vida tiene una
tendencia innata “internalista” al cambio, de una manera unilineal en una dirección
particular. El término fue popularizado por Theodor Eimer, un zoólogo alemán,
en su libro de 1898 sobre Orthogenesis: Y la impotencia de la selección
natural en la formación de especies. Había estudiado la coloración de las
mariposas y creía haber descubierto características no adaptativas que no
podían explicarse por selección natural. Eimer también creía en la herencia
lamarckiana de las características adquiridas, pero sentía que las leyes
internas de crecimiento determinan qué características se adquirirían y guiaron
la dirección de la evolución a largo plazo por ciertos caminos, en lugar de
fuerzas lamarckianas de naturaleza externalista (Bowler, 1979).
La ortogénesis tuvo un seguimiento significativo en el siglo XIX, sus defensores incluyeron al biólogo ruso Leo S. Berg y al paleontólogo estadounidense Henry Fairfield Osborn (Levit & Olsson, 2006; Osborn, 1922). La ortogénesis fue particularmente popular entre algunos paleontólogos, que creían que el registro fósil mostraba patrones de cambio unidireccional gradual y constante. Los que aceptaron esta idea, sin embargo, no aceptaron necesariamente que el mecanismo que impulsaba la ortogénesis fuera teleológico (dirigido a un objetivo). Creían que las tendencias ortogénicas no eran adaptativas; de hecho, sintieron que en algunos casos condujeron a desarrollos que eran perjudiciales para el organismo, como las grandes cornamentas de los alces irlandeses que, según ellos, condujeron a la extinción del animal, por lo que esta teoría se amalgamaba parcialmente con un mutacionismo azaroso saltacionista.
Figura 45. La
ortogénesis. La ortogénesis fue muy usada por los paleontólogos, de
allí que se filtrara a la cultura popular como el modo en que se entiende la
evolución de manera errónea.
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