martes, 7 de septiembre de 2021

El sistema de clasificación linneano

(Ciencias de Joseleg) (Biología) (Teoría de la Biología) (Taxonomía) (Introducción) (Filosofía de la taxonomía) (Preguntas y problemas de la taxonomía)  (Los 3 reinos)  (El sistema lineano)  (Impacto de la taxonomía lineana)  (Los 5 reinos)  (Los 3 dominios)  (El problema de la especie)  (Las definiciones de especie)  (Complejos de especies)  (Nombres de las especies)  (Estructura y partes de un dendrograma)  (Homologías, analogías, homoplasias)  (Introducción al análisis filogenético) (El concepto de raza en el ser humano) (Referencias bibliográficas)

 

  A pesar de lo apasionante que puede ser la historia del mundo de la edad media, en términos de taxonomía la cosa fue bastante aburrida, a lo sumo se dieron aportes expandiendo los conocimientos de las categorías taxonómicas establecidas por Aristóteles y otros autores clásicos, pero no se dio una reestructuración de los criterios de clasificación. De hecho, la necesidad de generar nuevas formas para nombrar y clasificar siempre ha estado asociada al descubrimiento de nuevas fronteras, con nuevos seres vivos, en otras palabras, a la exploración de nuevos mundos. Es por esto que nuestra historia de la taxonomía hace un salto cuántico, desde casi entrado el siglo V después de Cristo, hasta el siglo XV, un vacío de mil años. En esta nueva época se generaron nuevas tecnologías para explorar, el telescopio, el catalejo, la brújula, el compás, nuevos barcos con nuevos tipos de madera capaces de resistir el efecto degradante del agua salada de alta mar.

Los nuevos barcos y las tecnologías para navegar en aguas abiertas fueron fundamentales para el desarrollo de la biología moderna.

Figura 10.  Los nuevos barcos y las tecnologías para navegar en aguas abiertas fueron fundamentales para el desarrollo de la biología moderna.

Solo hasta que todos estos elementos de conjugaron con la actitud política de navegar más allá de las columnas de Heracles “estrecho de Gibraltar” fue que una nueva era de exploración nació con Cristóbal Colón. El descubrimiento de América marca un hito importante en la historia de la taxonomía, ya que todos los grandes imperios se lanzan en una carrera por la conquista de nuevos territorios, por nueva mano de obra, más recursos. Aunque estos recursos durante al menos un siglo fueron metales como el oro o la plata, posteriormente pasaron a ser de una índole biológica. Hacia el siglo XVIII los imperios de Inglaterra, Francia, España y Holanda ya habían establecido firmes colonias en ultramar, pero su avidez por riqueza hacía que el oro extraído fuera insuficiente, por lo que sus nuevos esfuerzos se enfocaron por la búsqueda de nuevos cultivos con propiedades especiales para el comercio (Baber, 2016; Forbes, 2008; Schiebinger & Swan, 2007).

De esta manera surgieron las esperanzas de la quina, el tabaco, la caña de azúcar. Sin embargo, con la era de exploración también de dio una era de descubrimientos, no solo de especies vegetales, sino también de animales de todas clases. Los estantes de los coleccionistas se empezaron a llenar de nuevos ejemplares, y un creciente caos se apodero de los sistemas para nombrar las especies.

El museo de historia natural fue una de las instituciones creadas por los imperios coloniales, en este caso para almacenar los objetos geológicos, los fósiles y los restos muertos de animales y plantas.

Figura 11.  El museo de historia natural fue una de las instituciones creadas por los imperios coloniales, en este caso para almacenar los objetos geológicos, los fósiles y los restos muertos de animales y plantas.

Ernest Rutherford trabajó en física, con métodos físicos y cálculos físicos… le dieron el premio Nobel de química (…), enojado proclamó unas palabras que ofenderían amor propio de muchos científicos y disciplinas a lo largo del planeta “la única ciencia real es la Física, lo demás es filatelia” (Guiry, 2012; Johnson, 2007; Wilkins & Ebach, 2013). La filatelia es la afición a coleccionar sellos y sobres postales, y esta comparación es más que pertinente para los orígenes de la taxonomía, y de la biología misma. La Historia Natural por milenios fue de hecho una filatelia, un arte de coleccionistas, de hecho, el propio Charles Darwin se inició por los caminos de la historia natural recolectando insectos del campo, catalogándolos y organizándolos en colecciones.

Las clasificaciones de los seres vivos debían obedecer a los cánones establecidos por dos autores clásicos, que filosofías opuestas, Platón y Aristóteles. De Platón se tomaba la Gran Cadena del Ser, concepto que ya hemos discutido con anterioridad. En la gran cadena del ser todos los seres vivos están dispuestos en una organización teleológica y escalar, en el extremo superior se encuentra Dios/dioses, luego los seres celestiales, luego el hombre, por debajo la mujer y por debajo las demás criaturas vivientes del mundo.

De Aristóteles se tomó la noción de dividir al mundo natural en tres grandes grupos o reinos, el Vegetal, el Animal y el Mineral. Nuevamente asumimos al mineral como un reino en toda regla ya que muchos autores de la época de Linneo aun abogaban por la Alquimia, donde se consideraba a los materiales como el oro, la plata o los cristales preciosos como entidades vivas.

A pesar de ser Filatelia, las colecciones naturales de seres vivos poseían un enorme poder, el conocimiento, al saber las especies de animales y vegetales de sus territorios, los gobernantes podían estimular los cultivos de ciertas especies en ciertas zonas de sus territorios.

La gran cadena del ser es por decirlo así, la teoría previa al darwinismo, y algunas de sus ideas se mantuvieron en teorías evolutivas naturalistas no darwinianas como la ortogénesis y los lamarckismos.

Figura 12.  La gran cadena del ser es por decirlo así, la teoría previa al darwinismo, y algunas de sus ideas se mantuvieron en teorías evolutivas naturalistas no darwinianas como la ortogénesis y los lamarckismos.

Una planta encontrada en una colonia pequeña o una exploración aventurera podía ser llevada a una colonia más estable y grade, con mayor población y clima semejante para explotarla. Sin embargo, la organización era clave, reconocer que la planta que era llevada a la corte era la misma enviada a las colonias para el cultivo era la misma se hizo preponderante, de allí surgió la necesidad de crear un sistema de clasificación, reconocimiento y nombramiento de las especies naturales. El método de clasificación que más impacto ha tenido fue establecido en el siglo XVIII por Carlos Linneo, el cual rápidamente lo convirtió en la autoridad más importante de Europa en términos de Historia Natural (Baber, 2016; Forbes, 2008; Schiebinger & Swan, 2007).

Considerado el creador de la clasificación de los seres vivos o taxonomía, Carl von Linné desarrolló un sistema de nomenclatura binomial (1731) que se convertiría en clásico, basado en la utilización de un primer término, con su letra inicial escrita en mayúscula, indicativa del género y una segunda parte, correspondiente al nombre específico de la especie descrita, escrita en letra minúscula. Por otro lado, agrupó los géneros en familias, las familias en clases, las clases en tipos (fila) y los tipos en reinos. Se le considera como uno de los padres de la biología, su trabajo sería fundamental para las ideas de Darwin y Wallace y el nacimiento de las teorías evolutivas naturalistas.

Figura 13.  Considerado el creador de la clasificación de los seres vivos o taxonomía, Carl von Linné desarrolló un sistema de nomenclatura binomial (1731) que se convertiría en clásico, basado en la utilización de un primer término, con su letra inicial escrita en mayúscula, indicativa del género y una segunda parte, correspondiente al nombre específico de la especie descrita, escrita en letra minúscula. Por otro lado, agrupó los géneros en familias, las familias en clases, las clases en tipos (fila) y los tipos en reinos. Se le considera como uno de los padres de la biología, su trabajo sería fundamental para las ideas de Darwin y Wallace y el nacimiento de las teorías evolutivas naturalistas.

No fue sino hasta fines del siglo XVI que las obras taxonómicas se volvieron lo suficientemente originales como para reemplazar las antiguas obras griegas. Una de las razones para ello fue el desarrollo de lentes ópticos, lo que permitió estudiar detalles en las diferentes especies inalcanzables para los griegos. La recolección de especímenes se convirtió en parte de las ciencias crecientes, especialmente la así llamada Historia Natural, y el énfasis se volvió de los aspectos médicos a los aspectos taxonómicos para la creación de colecciones. El prestigio regional e institucional también empezó a ser representado en términos de que tan completa era la colección de especímenes botánicos descritos con sus propiedades farmacológicas. Uno de los primeros autores fue Caesalpino (1519-1603) en Italia, a quien a veces se le llama "el primer taxonomista". En 1583 escribió De Plantis (Manktelow, 2010; Sloan, 1972), una obra que contenía 1500 especies. Su clasificación se basó en el modo de crecimiento junto con la forma de frutos y semillas, al igual que la de Teofrasto. Algunos grupos que él acuñó todavía son reconocidos, como las familias Brassicaceae y Asteraceae.

Es uno de los múltiples mecanismos empleados para etiquetar a las múltiples especies que estaban siendo descubiertas por los naturalistas exploradores, a medida que las colecciones naturales crecían en los museos, también lo hacia el problema de la nomenclatura, los viejos nombres eran insuficientes para describir las nuevas especies, mientras que las especies viejas tenían múltiples nombres, lo cual era una desgracia a la hora de la comunicación escrita entre los filósofos naturales, (Fara, 1997; Koerner, 1996; Schuh, 2003). El sistema de nomenclatura binomial es un método empleado para darle un nombre formal y único a una especie determinada. Como su nombre indica, el nombre formal es binomial (bi = dos; nomos = nombre, designación), esto implica que un nombre formal posee dos descriptores o palabras.

Los hermanos suizos Bauhin (1541-1631; 1560-1624) escribieron la obra Pinax Theatri Botanici en 1623 (Forbes, 2016; Manktelow, 2010; Ogilvie, 2003; Selosse, 2005). La palabra Pinax significa registro, y la obra es una lista de 6000 especies. Los hermanos Bauhin incluían sinonimias, que era una gran necesidad de la época debido a que no se había estandarizado un sistema de nomenclatura universal. Por esta época, las especies eran conocidas con muchos nombres diferentes en diferentes libros, y Pinax Theatri Botanici puso de manifiesto el problema de la confusión de las lenguas en el mundo taxonómico que mencionamos en capítulos anteriores con el caso del lobo. Los hermanos Bauhin reconocieron géneros y especies como importantes niveles taxonómicos, aunque no con el mismo significado que empleamos actualmente.

El naturalista inglés John Ray (1627-1705) escribió varias obras importantes a lo largo de su vida. Su contribución más importante fue el establecimiento de especies como la unidad fundamental de la taxonomía. En 1682 publicó Methodus Plantarum Nova, que contenía alrededor de 8000 especies de plantas, resultado de un concepto de especie relativamente estrecho. Su complicada clasificación se basaba en muchos personajes combinados, en contraposición a los taxonomistas anteriores. Ray tenía como objetivo publicar un sistema completo de la naturaleza, que incluía obras sobre mamíferos, reptiles, pájaros, peces e insectos, entre los que se incluía el trabajo taxonómico entomológico pionero (Atran, 1987; Manktelow, 2010; Müller-Wille & Scharf, 2009; Sloan, 1972).

En Francia Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708) construyó una clasificación botánica que llegó a gobernar en la taxonomía botánica hasta la época de Carl Linneo. En 1700 publicó Institutiones Rei Herbariae, en el cual alrededor de 9000 especies fueron enumeradas en 698 géneros. Puso el énfasis principal en la clasificación de géneros, y muchos géneros fueron aceptados por Linneo y todavía en uso hoy. La clasificación de la planta de Tournefort se basó exclusivamente en caracteres florales. El sistema de Tournefort fue el utilizado por Linneo como un joven estudiante, pero mientras que Tournefort negó la presencia de la sexualidad en las plantas, Linneo, por el contrario, basó su sistema en ese argumento (Charmantier, 2011; Llana, 2000; Manktelow, 2010; Müller-Wille & Charmantier, 2012; Rouhan & Gaudeul, 2014).

El nombre binomial generalmente viene escrito en latín, pero actualmente se emplean otros nombres, generalmente de lenguas muertas como el griego, o de lenguas nativas como en Tiktaalik roseae, donde el primer nombre es una palabra Inuktitut, una tribu Inuit “esquimales” (Daeschler, Shubin, & Jenkins, 2006). La adopción por los biólogos de un sistema de nomenclatura estrictamente binomial se debe al botánico y médico sueco Carl von Linné, más conocido por su nombre latinizado Carl Linneo o simplemente Linneo (1707-1778). Fue en su obra de 1753 Species Plantarum que primero comenzó consistentemente con un nombre trivial de una palabra junto con un nombre genérico en un sistema de nomenclatura binomial (Clifford & Bostock, 2007; Heller, 1964; Stearn, 1959).

Tiktaalik es un pez sarcopterigio (aletas lobuladas) del periodo Devónico tardío, con muchas características de los tetrápodos, por lo que es considerado un importante fósil transicional. ​ Restos excelentemente preservados de Tiktaalik fueron encontrados en 2004 en la isla de Ellesmere en Canadá. El nombre Tiktaalik es una palabra inuktitut que significa "lota", un pez de aguas dulces. El género recibió su nombre tras una sugerencia de los ancianos Inuit del Territorio Nunavut de Canadá, donde el fósil fue descubierto.

Figura 14. Tiktaalik es un pez sarcopterigio (aletas lobuladas) del periodo Devónico tardío, con muchas características de los tetrápodos, por lo que es considerado un importante fósil transicional. ​ Restos excelentemente preservados de Tiktaalik fueron encontrados en 2004 en la isla de Ellesmere en Canadá. El nombre Tiktaalik es una palabra inuktitut que significa "lota", un pez de aguas dulces. El género recibió su nombre tras una sugerencia de los ancianos Inuit del Territorio Nunavut de Canadá, donde el fósil fue descubierto.

La primera palabra del nombre binomial describe el grupo al cual pertenece la especie de manera inmediata o Género, y el segundo nombre es el que la distingue del resto de las especies del mismo género. El sistema binomial viene a su vez enlazado al sistema jerárquico, en el cual todos los seres vivos se agrupan en una serie de subgrupos dentro de los reinos de la naturaleza. Dado que usamos como referencia a Carl Linneo, el marco de referencia son obviamente los reinos aristotélicos de Linneo no alteró. Sin embargo, uno de los problemas que ha afrontado la taxonomía aun desde los tiempos de Linneo es la definición de especie. Aparentemente Linneo y sus contemporáneos asumieron una definición morfológica de especie, por lo que los grupos de seres vivos fueron seleccionados por sus morfologías similares.

Esta tradición morfológica no es original de Linneo, ya que el mismo Aristóteles utilizó el criterio morfológico para establecer los grupos animal y vegetal, así como numerosos grupos de animales como insectos, arácnidos, vivíparos u ovíparos. La nomenclatura para la época inmediatamente anterior y durante el tiempo en que Linneo fue educado era un verdadero disparate, pues los criterios de clasificación cambiaban de un autor a otro. De hecho, el modo en que se nombraban a las especies no obedecía a grupos sino a descriptores y se denominaba sistema de clasificación polinomial. Un nombre polinomial podía consistir en dos o más nombres en latín que tenían un significado, es decir formaba una oración que transmitía una idea completa de la descripción del animal o vegetal en cuestión. El sistema era útil para géneros con pocas especies en las que se empleaban descriptores cortos, pero en géneros con muchas especies los descriptores podían hacerse muy largos.

Un ejemplo de uno de estos nombrecitos: Plantago foliis ovato-lanceolatus pubescentibus, spica cylindrica, scapo tereti (planta con hojas ovales-lanceoladas, un pico cilíndrico y una forma de tetera), el nombre binomial de la misma especie es Plantago media (Forey, 2005). En resumen, el sistema de clasificación binomial hace referencia a grupos, mientras que el polinomial hacía referencia a una descripción. Debido a la longitud de los nombres descriptores polinomiales, muchos autores anteriores y contemporáneos a Linneo intentaban recortar los descriptores lo más posible e idealmente a dos nombres. Debido a su facilidad de memorización, los nombres binomiales comenzaron a imponerse en los textos de comunicación científica durante el siglo XVIII.

El llantén mediano​ (Plantago media) es una especie de planta herbácea natural de toda Europa, Norteamérica, norte de África y Asia.

Figura 15.  El llantén mediano​ (Plantago media) es una especie de planta herbácea natural de toda Europa, Norteamérica, norte de África y Asia.

La taxonomía linneana puede ser confusa de rastrear en la literatura escolar y especializada debido a que refiere a dos ideas diferentes. La primera al modo en que las especies reciben su nombre propio, cuestión conocida como la alfa taxonomía. La segunda idea de la taxonomía linneana es la idea de la agrupación basada en rangos jerárquicos, conocida como la beta taxonomía. Los rangos son una serie de subgrupos dentro de grupos más grandes. Cada grupo posee una serie de características generales que son compartidas por todas las especies pertenecientes a este grupo. Por ejemplo, Todos los mamíferos comen leche durante su etapa juvenil, la ballena toma leche durante su etapa juvenil, por lo tanto, la ballena es un mamífero.

Estas descripciones de grupos permiten agrupar una gran cantidad de información general sobre una especie mediante la ubicación en un grupo determinado. En su obra Imperium Naturae, Linneo prosiguió la tradición aristotélica con los tres reinos clásicos de la naturaleza, el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral. Cada uno de estos tres reinos poseía una serie de subgrupos (Minelli, 1996), por ejemplo, Reino animal:  Classis 1. Mammalia; Classis 2. Aves; Classis 3. Amphibia; Classis 4. Pisces; Classis 5. Insecta; Classis 6. Vermes.

De la taxonomía superior “superior al rango de especie” establecida por Linneo solo el reino animal posee grupos que más o menos concuerdan a los grupos que se estudian en las dos taxonomías modernas que se divulgan al nivel escolar la de Whitakker y la de Woese. En los otros dos reinos, los subgrupos fueron restablecidos casi en su totalidad. El método de clasificación basado en rangos para los seres vivos fue originalmente popularizado por Linneo, tal vez debido a esto con el tiempo se le fue dando el crédito completo por ello hasta que la idea se englobó bajo su apellido, a pesar de que la idea de la existencia de rangos, incluso rangos tipológicos establecidos de manera divina ya estaban en uso desde hacía milenios.

La verdadera innovación de Linneo fue el sistema de nombrar especies. Un aspecto primordial de los grupos jerárquicos es que son incluyentes. Una especie no deja de ser un vertebrado, solo por pertenecer a un subgrupo de mamíferos. De esta forma un Homo sapiens no deja de pertenecer al grupo de los mamíferos, de los vertebrados o de los animales solo por ser Homo sapiens.  Esta idea de inclusión de subgrupos en grupos más grandes probaría ser importante en posteriores teóricas en historia natural, en especial a aquella que daría nacimiento a la biología.

Tal vez la única que no se encuentra en los libros, pero que es la más importantes es:

El que lo encuentra le pone nombre

Nos enfocaremos ahora a los problemas de la alfa taxonomía, es decir la taxonomía enfocada el poner nombres a los seres vivos. Los científicos viven de su prestigio, algunas veces por razones económicas “entre más prestigio hay más fondos de investigación y mejores cátedras en mejores universidades” otros los buscan por el prestigio mismo, ser inmortalizados por la comunidad científica a la que aportaron.

La taxonomía se convirtió en una ciencia con fuertes connotaciones políticas, y sus científicos se convirtieron en generales y políticos, los cuales lideraron facciones de la revolución americana que terminó con la independencia de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú (YouTube).

Figura 16.  La taxonomía se convirtió en una ciencia con fuertes connotaciones políticas, y sus científicos se convirtieron en generales y políticos, los cuales lideraron facciones de la revolución americana que terminó con la independencia de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú (YouTube).

El historiador natural, en el pasado, o el biólogo, en la actualidad, que logra descubrir una nueva especie tiene el derecho de ponerle nombre y este acto mismo le confiere prestigio. Esto sucede tanto para animales vivos como extintos. Un ejemplo moderno es el paleontólogo chino Xu Xing quien actualmente es uno de los paleontólogos más prestigiosos del mundo debido en parte a la gran cantidad de nuevas especies de fósiles que ha descrito. La nomenclatura biología y su subsecuente taxonomía es uno de los mejores de ciencia que podemos tener, por un lado, es evidentemente un modelo abstracto que intenta representar una organización natural ya fuera divina “para los tiempos de Linneo” o evolutiva “para la época actual”. Otro aspecto vital de la taxonomía es que no puede hacerse individualmente, el nombre formal de una especie solo se hace tal si una comunidad lo suficientemente grande de expertos la aceptan.

Una de las primeras crisis que la labor de taxonomía y nomenclatura en la historia natural afrontada por los contemporáneos a Linneo fue el de la comunicación. Como lo señaló Kuhn (1970) en su obra “Historia de las revoluciones científicas” una ciencia se define como tal, si es llevada a cabo por una comunidad de expertos, con un lenguaje propio y un mecanismo de comunicación bien establecido. La taxonomía y la nomenclatura seria este nuevo lenguaje al cual Linneo le dio unas reglas claras, sin embargo, en su época las comunicaciones eran muy problemáticas. Varios exploradores podían encontrar una misma especie, cada uno le daría un nombre, por lo que se generarían confusiones. En el siglo XIX “casi un siglo después de la época de Linneo” el conflicto se resolvió estableciendo canales de comunicación adecuados para la comunidad de expertos, escrita en el lenguaje propio. Para nombrar una especie se generaron una serie de reglas complejas que aseguraran que:

1.    Cada especie tuviera un solo nombre científico.

2.    En caso de que dos nombres compitan, el que su publique formalmente con anterioridad sería el que lleve la prevalencia.

3.    Cada nombre de cada especie estaría asociado a un espécimen “o dos en caso de dimorfismo sexual” de la especie, almacenado en un museo, el cual serviría como estándar para agrupar nuevos especímenes de la misma especie.

4.    La descripción de los especímenes debería realizarse en textos académicos aceptados por la comunidad de expertos, inicialmente libros escritos por grandes autoridades, y posteriormente revistas científicas indexadas y revisadas por pares.

A pesar de lo anterior el sistema no es libre de fallos. Los especímenes tipo muchas veces estaban en malas condiciones “por decirlo amablemente”, adicionalmente el sistema no estaba libre de generar sinónimos, o de que algún avivato intentara colar una quimera. De hecho, actualmente muchos taxónomos gastan años de su carrera tratando de organizar el caos de la taxonomía y la nomenclatura del siglo XVIII y XIX, más aún porque los especímenes tipo de los museos se han ido deteriorando por más de 200 años de almacenamiento en condiciones inadecuadas. El problema no reside solo en el pasado, actualmente muchas especies son descritas pobremente en publicaciones aisladas con carencia de impacto y repetición. Esto es aceptable con especímenes fósiles donde en ocasiones solo se tiene un espécimen para examinar, pero no es comprensible en especies vivas que conviven en poblaciones de millones de individuos.

Todo esto sin aun llegar al hermoso problema de la especie. Uno de los conceptos asumidos a priori por todos estos estudios es la idea de que las especies existían como entidades reales, es decir, se asumía el fijísmo platónico en que todos los miembros de una población se asemejaban a un ideal platónico perfecto de dicha especie. Es por esto que el concepto de espécimen tipo cobra significado, un espécimen tipo es un promedio de la población, el cual sería una aproximación al patrón platónico. Actualmente el concepto de espécimen tipo de ha matizado, en lugar de un solo espécimen, el biólogo debe emplear una cantidad estadísticamente significativa de individuos para describir la especie siempre que sea posible, y adicionalmente el concepto mismo de especie tiene una serie de condiciones y puntos grises que en la actualidad englobamos bajo el eslogan de: complejos de especies.

La taxonomía de Linneo se basa en rangos, sin embargo, cuando uno observa los rangos empleados aparece el detalle de que no son los mismos que están consignados en los libros de texto. Linneo emplea prioritariamente los rangos de reino, clase, género y especie.

Los rangos taxonómicos clásicos son un esquema muy común en los libros de texto, aun cuando la verdadera historia puede llegar a ser mucho más complicada.

Figura 17.  Los rangos taxonómicos clásicos son un esquema muy común en los libros de texto, aun cuando la verdadera historia puede llegar a ser mucho más complicada.

Otros rangos taxonómicos se fueron adicionando a medida que en los siglos XVIII y XIX la cantidad de especies descubiertas seguía aumentando a un ritmo vertiginoso. Nuevos grupos de especies, nuevas formas generales. Los historiadores naturales se vieron en la obligación de describir nuevos grupos, grandes o pequeños para poner orden en esta marea creciente de especies. De este modo los rangos o categorías taxonómicas clásicas serian establecidas: Reino, Filum, Clase, Orden, Familia, Género, Especies y subespecies. Los rangos clásicos como ya se mencionó anteriormente son incluyentes y se pueden visualizar como pirámides invertidas, en las que de un grupo general se van seleccionando en cada nivel grupos más específicos asociados a una categoría taxonómica, hasta que finalmente se llega al rango de especie.

Cabe destacar que estas categorías son completamente arbitrarias, no existe un número estandarizado de especies en un género, en los mamíferos pueden existir perfectamente géneros con una o dos especies, mientras que en los invertebrados pueden existir géneros con cientos de especies. Lo mismo sucede con los otros rangos taxonómicos, pues su designación como tal dependía más de la autoridad y la aceptación de la comunidad con el objetivo de organizar más que de describir alguna tendencia natural, fuera esta divina u de cualquier otra índole. Al ser rangos incluyentes, el ser humano por ejemplo sería clasificado como un tipo de animal, Homo sapiens, hombre que piensa, sin embargo, la designación de género y especie no lo excluye de los rangos taxonómicos superiores, como el de mamífero, vertebrado, o animal. El problema con los rangos clásicos es que no se quedaron estancados allí, ¡cuando llegamos al siglo XX podemos tener más de 60 rangos fácilmente!

Aun actualmente muchas personas encuentran particularmente grosera la idea de clasificar al ser humano dentro del mundo natural, de clasificarlo como un animal, como si tal epíteto los rebajara del centro del universo de sus creencias socioculturales. Muchas veces el agua sucia se le echan a Darwin y a la Teoría de la Evolución, pero en realidad el problema del hombre en la naturaleza inicia con Linneo, al menos de acuerdo con Enrs Haeckel, un famoso biólogo alemán.

La descripción de los otros primates no humanos aún era muy cruda en la edad de la exploración.

Figura 18.  La descripción de los otros primates no humanos aún era muy cruda en la edad de la exploración.

En términos de ciencia moderna, Linneo fue el primer académico en clasificar al ser humano dentro de un sistema de clasificación biológica naturalista. En su primera edición de Systema Naturae, Linneo creó el grupo Anthropomorpha “con forma humana”, colocando a los monos y al ser humano dentro de este mismo grupo (Douglas, 2005; Laitman, 2004; Varsava, 2011; Watson, Penny, & Easteal, 2001). No tardaron en llover críticas desde la perspectiva académica, como las de Johan Gottschalk Wallerius, Jacob Theodor Klein y Johann Georg Gmelin, señalando la circularidad del argumento (Genesis, 2005), ¿llamar al ser humano como perteneciente al grupo de los animales con forma humana?

Linneo respondió que la semántica del nombre no le interesaba, desde que, los simios y los humanos permanecieran en el mismo grupo. De hecho, el afirmó que no existían diferencias genéricas significativas que, diferenciaran a los simios del hombre en base a las reglas de la historia natural (Genesis, 2005). Lo anterior conllevaba a una serie de consecuencias teológicas muy inquietantes, en primera instancia colocar al ser humano al mismo nivel de los monos degradaría la posición superior del ser humano, la cual se había asumido desde siempre en base a dos fuentes de gran autoridad, la Gran Cadena del Ser de Platón, y la misma Biblia donde claramente el ser humano había sido creado de una manera única como centro, eje y objeto de toda la demás creación.

La segunda consecuencia que aun hoy, inquieta de manera insoportable a algunas personas es que, si los humanos y los primates no se pueden distinguir en base a un diseño único y diferenciable con claridad, significaría que los monos y los simios fueron creados también a imagen de Dios. Esto era, es y será algo que muchos nunca aceptaron, aceptan o aceptarán. Resulta gracioso como este conflicto entre visiones de mundo tiende a asociarse con Darwin 100 años después, como si él se hubiera sacado todo el concepto del sobrero. La obra de Linneo demuestra que las ideas de que el ser humano hacía parte del resto del mundo natural habían estado incubándose desde hacía mucho (Corbey, 2005; Reid, 2009; Ritvo, 1995).

Es evidente que las criticas teológicas en una época en la que la teología aún era un factor político y legal peligroso “como lo demuestran otros dos autores de épocas no muy lejanas: Redi 1626-1697 y Galileo 1564-1642; comparados con Linneo 1707-1778”, muchos filósofos naturales habían sido amenazados y encarcelados por sus “ideas peligrosas”. Por lo anterior, Linneo debió explicarse con mayor claridad, así que en la décima edición de Systema Naturae introdujo los nuevos términos de Mammalia y Primates, en donde el segundo reemplazaría a Antropomorpha. Esa publicación también es importante ya que es el primer documento académico en el que se bautiza al ser humano con el nombre científico con el que ha sido reconocido hasta el día de hoy, Homo sapiens (Buckeridge, 2009; Schwartz, 2016).

La nueva clasificación recibió menos críticas, aunque muchos historiadores aún creen que fue Linneo y no Darwin quien sacó al ser humano de su trono de gobernante de la naturaleza, a ser solo una parte de la naturaleza igual que las demás. Linneo creía firmemente que el ser humano biológicamente pertenecía al reino animal y tenía que ser incluido en este (Fracchia, 2014). Más aún en su libro Dieta Naturalis Linneo fue tan lejos como afirmar que los demás animales también poseían un alma y que la diferencia entre ellos y el ser humano recaía en un diferente grado de nobleza (Mulhern, 2015).

Posteriormente Linneo adicionó otras tres especies al género Homo. El primero basado en una publicación de 1658 de Jacobus Bontius del hombre de las cavernas, al cual clasificó como Homo troglodytes (Porshnev, Bayanov, & Bourtsev, 1974). La tercera especie fue Homo lar descrita por Gunnar Broberg, Linneo creía que Homo lar era más semejante al ser humano de lo que había sido descrito por su descubridor aduciendo que probablemente fueran humanos vestidos con pieles de simios para espantar a los colonos y exploradores de Europa (Linneo, 1771; Santos & Campos, 2014). Posteriormente futuras re-descripciones de Homo lar condujeron a su reclasificación fuera del género Homo, la especie se nombró luego como Lar gibbon y actualmente se conoce como Hylobates lar (Chatterjee, 2009).

Los hilobátidos (Hylobatidae) son una familia de primates hominoideos que incluye a todas las especies de gibones y al siamang.​Esta familia agrupa a cuatro géneros, Hoolock, Hylobates, Nomascus y Symphalangus, los cuales a su vez integran dieciocho especies. Se diferencian de los otros hominoideos principalmente por su menor tamaño, la gran longitud de sus brazos con respecto al tamaño corporal, su estilo de vida exclusivamente arborícola, el uso de la braquiación como forma principal de locomoción y por su organización social basada en parejas monogámicas. Al igual que los demás hominoideos su cavidad craneal es voluminosa; sus órbitas son grandes y algunas especies poseen un saco gular en el cuello que les permite intensificar sus llamados. Obtienen su alimento en las horas del día y la mayoría de las especies se alimentan principalmente de pulpa de frutas,​ complementando su dieta con hojas e invertebrados.

Figura 19. Los hilobátidos (Hylobatidae) son una familia de primates hominoideos que incluye a todas las especies de gibones y al siamang.​ Esta familia agrupa a cuatro géneros, Hoolock, Hylobates, Nomascus y Symphalangus, los cuales a su vez integran dieciocho especies. Se diferencian de los otros hominoideos principalmente por su menor tamaño, la gran longitud de sus brazos con respecto al tamaño corporal, su estilo de vida exclusivamente arborícola, el uso de la braquiación como forma principal de locomoción y por su organización social basada en parejas monogámicas. Al igual que los demás hominoideos su cavidad craneal es voluminosa; sus órbitas son grandes y algunas especies poseen un saco gular en el cuello que les permite intensificar sus llamados. Obtienen su alimento en las horas del día y la mayoría de las especies se alimentan principalmente de pulpa de frutas,​ complementando su dieta con hojas e invertebrados.

 


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