viernes, 3 de septiembre de 2021

Elementos móviles del genoma

(Ciencias de Joseleg) (Biología) (Teoría de la Biología)  (Genética moderna) (Introducción)  (Naturaleza química del gen) (Conflicto por la estructura del ADN)  (Estructura del ADN)  (La replicación del ADN)  (Síntesis de proteínas)  (Denaturación y renaturación)  (Estructura del genoma)  (Tipos de mutaciones)  (Elementos móviles del genoma)  (Identificación humana)  (Referencias bibliográficas)

 

  Los elementos móviles del genoma son estructuras que pueden ser funcionales o no funcionales, pero que tienden a copiarse más de una vez en un determinado genoma. Debido a sus características de copia independiente del resto del genoma, se ha sugerido que estos provienen de virus que se han degenerado y que se han convertido en una parte fundamental del genoma para la generación de nueva información genética.

Evolución de los genes de la globina

La hemoglobina humana es un sistema relativamente complejo con cuatro unidades integradas, estas unidades son proteínas en sí mismas con una estructura terciara bien determinada. Por esta razón la hemoglobina humana se denomina una proteína con estructura cuaternaria. Cada unidad será denominada polipéptido y la hemoglobina humana posee cuatro. La estructura de cada globina cuando se analiza su gen productor siempre posee la misma estructura, tres exones y dos intrones. ¿Qué es un exón y que es un intrón? Bueno a pesar de que cubrimos parte de la estructura del genoma eucariota aun no los hemos mencionado.

Maduración del mensajero de ARN. Procesamiento del ARN mensajero, inicialmente cuando las enzimas crean el ARN lo leen como una sola entidad, pero posteriormente otras enzimas editan o maduran al ARN mensajero, transformándolo en el ARN mensajero maduro sin intrones.

Figura 69.  Maduración del mensajero de ARN. Procesamiento del ARN mensajero, inicialmente cuando las enzimas crean el ARN lo leen como una sola entidad, pero posteriormente otras enzimas editan o maduran al ARN mensajero, transformándolo en el ARN mensajero maduro sin intrones.

Los genes no son exactamente como los simbolizamos. En la figura 1 se muestra el símbolo estándar para un gen, donde la barra gruesa a color simboliza el gen, mientras que la barra delgada simboliza el ADN no codificante. En realidad, la estructura se asemejaría más a esto (Figura 69) en la cual los genes se encuentran divididos por secuencias de ADN no codificante.

Estructura del gen de la globina.

Figura 70.  Estructura del gen de la globina.

Cuando las enzimas especializadas transforman el ADN a el ARN mensajero hay un paso de edición en la cual los intrones son editados del mensaje, quedando de esta forma un mensaje compuesto solo por algunos fragmentos originales. El fragmento de ADN que es eliminado por la edición intermedia en el mensajero de ADN se denomina intrón, mientras que la parte del mensaje que si es enviada al ribosoma para convertirse en proteínas se denomina exón.

Estructura del gen de la globina.

Figura 71.  Estructura del gen de la globina.

Como se mencionó anteriormente, aun cuando los genes al neofuncionalizar y subfuncionalizar alteran parte de su estructura, la mayor parte continua intacta, lo cual le permite a los biólogos buscar en los diferentes seres vivos miembros de una familia de genes determinada, y dependiendo de la cantidad de pares de bases que se asemejen pueden inferir el parentesco. Entre más antigua fue la separación de los genes más mutaciones han acumulado y por lo tanto más diferentes serán.

Cuando los científicos realizaron la búsqueda por las globinas se encontraron miembros de la familia realizando funciones en otros contextos de los animales, como por ejemplo las mioglobinas, pero también encontraron miembros de la familia en las plantas, ya que estas producen una proteína llamada le hemoglobina "portador de nitrógeno". En otros los casos no solo la secuencia en sí, sino la estructura misma del gen con tres exones dos intrones se mantenían constante, como el apellido de un clan.

Esto nos revela varias cosas, en primera instancia, las globinas como tal realizan funciones relacionadas con el transporte de electrones y la captura de oxígeno, dióxido de carbono y monóxido de carbono en diferentes contextos, y que como unidades independientes son completamente funcionales, lo cual va en contra del concepto de complejidad irreductible.

Si debemos creerle a Darwin, el origen de la hemoglobina debe encontrarse en un monómero, un solo fragmento que cumpla con la función. Evidentemente no podemos buscar en el sistema biológico humano debido a que en ese contexto se necesita la forma tetramérica, después de todo tanto el sistema como sus componentes evolucionan simultáneamente. Por lo anterior y debido a que las moléculas no se fosilizan se debe emplear la genética comparada. En este caso lo más objetivo es buscar en los familiares más lejanos, en el caso de los vertebrados, aquellos peces que se separaron del resto de los linajes antes de que evolucionaran las vértebras o las mandíbulas. Estos peces primitivos son los mixinos y las lampreas.

Al buscar en estos peces se encontró “oh sorpresa” que la hipótesis darwiniana queda soportada, en estos peces solo hay una copia del gen de la globina, lo que sugiere entre otras que los genes de la globina aparecieron por duplicación y que estos peses se separaron del resto antes de que esa duplicación diera lugar.

Con la evolución de los peces vertebrados en algún punto el gen de la globina se duplicó, terminando la copia de respaldo cerca de la copia original en el mismo cromosoma. Sin embargo, los loci de las globinas son muy móviles y pueden trasladarse entre cromosomas. Por ejemplo, mientras que en los peces cebra y el las ranas del género Xenopus spp., ambos genes se encuentran en loci adyacentes. Por el contrario, en los vertebrados posteriores, uno de los genes de la globina saltó a otro cromosoma. Posteriormente, cada gen llevó a cabo una serie de duplicaciones y reorganizaciones generando los diversos tipos de globinas de los mamíferos actuales.

Esquema de la evolución de la familia de genes de la globina en los vertebrados. (1) simplificación de una globina ancestral, (2,3) duplicación del locus de la globina, (4,5) separación de los loci de las globinas en cromosomas independientes, (6,7) duplicaciones y reorganizaciones posteriores de los loci de las globinas.

Figura 72.   Esquema de la evolución de la familia de genes de la globina en los vertebrados. (1) simplificación de una globina ancestral, (2,3) duplicación del locus de la globina, (4,5) separación de los loci de las globinas en cromosomas independientes, (6,7) duplicaciones y reorganizaciones posteriores de los loci de las globinas.

La hemoglobina del adulto está compuesta por cuatro polipéptidos de dos tipos, una alfa y la otra beta, pero esa no es toda la historia. Esto se debe a que los seres humanos poseemos otras copias del gen de la globina que permiten la producción de otros tipos de hemoglobina durante el desarrollo fetal. En el cromosoma 11 se encuentra la subfamilia de globinas beta, la cual se divide en globinas beta, gama y épsilon. Específicamente los loci son: globina beta, la globina delta, el pseudogen psi-beta, globina fetal gama A, globina fetal gama B, y globina embrionaria épsilon. En el cromosoma 16 se encuentra la subfamilia alfa, la cual se divide en las globinas alfa y zeta. Específicamente los loci son: globina alfa 1, globina alfa 2, pseudogen psi-alfa 1, pseudo gen psi-zeta y globina embrionaria zeta.

Esta familia de genes ilustra perfectamente el concepto de subfuncionalización mediante la especialización funcional. Cada una de las globinas de la familia alfa puede unirse con alguna de las beta, la hemoglobina resultante posee funciones específicas dependiendo del sistema en que se encuentre, sea este un embrión un feto o un adulto.

En los nidos “clusters” de las globinas aparte de encontrar los genes de las cadenas extra que ya habían sido identificadas años atrás, los genetistas también se encontraron con  fallidos, tal como se espera del proceso de duplicación, es decir la defuncionalización de un gen hasta convertirse en un pseudogen.

Dicho de otra forma, un pseudogen es lo que queda de un gen antiguo que acumuló SNP de forma tal que en lugar de adquirir una función o especializarse perdió toda su funcionalidad.  Tanto en el cromosoma 11 como en el 16 hay  de pseudogenes de globinas.

El genoma humano posee 19 000 loci de pseudogenes, lo cual contrasta con los 20 500 loci para genes funcionales, es decir, casi la mitad de los  se encuentran cargados de genes no funcionales! Sin embargo, que no codifiquen para proteínas no implica que no sirvan para nada, se han reportado pseudogenes que cumplen funciones de regulación.

Una de las características más sospechosas de las globinas es que en comparación con otros genes poseen una cantidad sorprendentemente pequeña de ADN no codificante, en otras palabras, el gen posee una integridad distintiva sin importar cuantas veces se hubiera copiado. Para repasar, las globinas parecen poder saltar de un lugar a otro manteniendo su estructura básica de forma intacta. O lo que es lo mismo, es como si el gen pudiera copiarse y viajar a otro cromosoma e insertarse de forma integral. El mecanismo que permite esta proeza genética es lo que permitió formular el concepto de genes saltarines o trasposones.

Si bien una parte integral de las explicaciones evolutivas recurren al azar, no todas las respuestas deben o pueden recurrir al azar debido a las probabilidades tan bajas. Por ejemplo, la probabilidad de que un  evolucione para que su secuencia genética se parezca a la de otro gen es mucho más baja que la cantidad de electrones en el universo. Por esta razón se dice que la respuesta más parsimoniosa es que ambos genes posean un ancestro común, es decir que los dos genes con secuencias muy similares, pero con distintas funciones se originaron a partir de un gen ancestral. Hasta el momento hemos observado un mecanismo que permite la duplicación de genes y se denomina poliploidía. La poliploidía hace que se generen copias de un mismo gen en diferentes cromosomas, otro tipo de duplicación es la permitida por la recombinación durante la meiosis I. Sin embargo, existen duplicaciones que no encajan perfectamente con estos dos modelos mutacionales.

Barbara McClintock. Es la madre de la teoría de los genes saltarines (YouTube; YouTube), concepto que ha dado claridad a  muchos procesos en genética evolutiva, y aplicaciones médicas como en el cáncer.

Figura 73.   Barbara McClintock. Es la madre de la teoría de los genes saltarines (YouTube; YouTube), concepto que ha dado claridad a  muchos procesos en genética evolutiva, y aplicaciones médicas como en el cáncer.

La hipótesis de los genes saltarines surgió como una forma de explicar cómo es que ocurrían genes duplicados en cromosomas diferentes, sin que estos tuvieran evidencia de una duplicación cromosómica mayor. Si se tratara de una poliploidía todo el cromosoma sería una copia homóloga de otro cromosoma al interior del mismo genoma, pero en estos casos lo único que es homólogo es una leve fracción, un locus con un cromosoma duplicado. La primera persona en sugerir que estos elementos se podían trasladar de un lugar al otro del genoma, es decir que podían saltar fue Barbara McClintock “1902-1992” trabajando en el laboratorio de Harbor en New York. El modelo biológico que permitió el desarrollo de este modelo fue el maíz.

Mecanismo de transposición. La transposición es el movimiento de un elemento móvil, el cual puede estar compuesto por varios loci así como elementos reguladores, de un lugar del genoma a otro

Figura 74.  Mecanismo de transposición. La transposición es el movimiento de un elemento móvil, el cual puede estar compuesto por varios loci así como elementos reguladores, de un lugar del genoma a otro

Los rasgos genéticos del maíz pueden revelarse en cambios de sus patrones en las hojas y en los patrones de coloración de las semillas. A finales de la década de los 40s Mc-Clintock encontró un grupo de mutaciones muy inestable que aparecían y desaparecían de una generación a la siguiente o inclusive durante la historia de vida de un solo individuo. Después de muchos años de estudio, ella concluyó que ciertos elementos genéticos pueden moverse de un cromosoma a otro. A estos elementos móviles ella los denominó Transponibles y a su organización transposón. Sin embargo, en la actualidad se usa el término transposón para designar al elemento móvil del ADN.

Simultáneamente, otros biólogos moleculares trabajando en bacterias no pudieron encontrar evidencias de estos elementos móviles. En sus estudios, los genes aparentaban ser elementos estables organizados en patrones lineares al interior del cromosoma circular, sin la presencia de secuencias no codificantes o pseudogenes. Los resultados de McClintock fueron ignorados hasta que a finales de la década de 1960 varios laboratorios encontraron se forma casi simultánea elementos móviles al interior del cromosoma circular de las bacterias. Fue en este marco de referencia que los elementos transponibles de McClintock pasaron a denominarse, transposones.

Un transposón es un elemento que puede movilizarse al interior del genoma de los seres vivos, y al contrario de lo que puede pensarse involucra la presencia de varios . Generalmente lo que se percibe es el locus involucrado con rasgos en el fenotipo, pero al interior del transposón debe encontrarse otro locus que codifica para la enzima Transposasa.

Enzima de transposición. Una de las características de cualquier mutación es que es ciega, y la mayoría de las veces o causa enfermedades o es silenciada por el genoma. Cuando un transposón "morado" se inserta en medio de un gen "verde" puede causar enfermedades al destruir la función del gen. (YouTube).

Figura 75.  Enzima de transposición. Una de las características de cualquier mutación es que es ciega, y la mayoría de las veces o causa enfermedades o es silenciada por el genoma. Cuando un transposón "morado" se inserta en medio de un gen "verde" puede causar enfermedades al destruir la función del gen. (YouTube).

Esta enzima puede literalmente catalizar el corte de todo el elemento móvil y pegarlo en otra posición del genoma. Esto implica que los genes lejos de ser elementos estructurales de un genoma, poseen una identidad propia, y pueden incluso llegar a comportarse como pequeños individuos que aportan a un todo, siendo capaces de moverse. Existe la posibilidad de que todo el elemento móvil pueda duplicarse parcialmente gracias a la recombinación no paralela en la meiosis I, lo cual genera nuevos transposones que a su vez pueden buscar otras posiciones del genoma.

La unidad a transponer aparte de codificar el locus de la transposasa y el locus que va a movilizarse, debe estar flanqueada por una secuencia repetitiva que marca la posición donde la transposasa debe pegarse. El primer paso es que la transposasa reconozca las secuencias de flanqueo y se pegue, luego la corta quedando una estructura con dos proteínas de transposasa en las puntas de una secuencia de ADN cortado. La transposasa posee otro dominio que le permite pegarse consigo misma, formando un elemento de ADN circular semejante a un plásmido que se movilizará al interior del genoma.

Una vez encontrado un nuevo lugar, el complejo de ADN-transposasa corta la hebra de ADN y media la inserción del elemento móvil. El proceso también involucra una duplicación pequeña del ADN blanco que queda flanqueando arriba y abajo al elemento móvil. Este tipo de duplicaciones sirve para identificar los  de transposones al interior del genoma.

Tal como lo demostró originalmente McClintock, el genoma de los eucariotas posee una cantidad relativamente alta de elementos móviles. De hecho, en el modelo biológico humano, cerca del 45% del ADN al interior del núcleo puede asociarse a elementos móviles. Esto implica que los elementos móviles tienden a perder su función, e incluso la capacidad de movilizarse una vez que han experimentado el cambio de lugar, lo cual va en concordancia con la naturaleza ciega de las mutaciones tipo SNP.

Al igual que ocurre con las duplicaciones del ADN total, cuando un transposón se moviliza de un lugar a otro tiende a ser silenciado por el genoma mediante cambios epigenéticos de las histonas o mediante metilaciones que bloquean su expresión. Peor aún, muchos elementos móviles tienden a insertarse en medio de  de genes funcionales causando patologías metabólicas muy limitantes o inclusive fatales. Muchos casos de hemofilia se deben a este fenómeno. Se ha llegado a estimar que 1 de cada 500 mutaciones causantes de enfermedades se debe a un transposón que se insertó donde no debía. También se ha asociado que la activación de ciertos elementos móviles inactivados por las histonas o por metilaciones, pueden inducir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

Los transposones al igual que cualquier gen deben venir de algún lugar, ¿cierto? Existe otro tipo de elemento móvil que permite la duplicación parcial de segmentos del ADN, a estos loci se los denomina retrotransposones. Un retrotransposón a diferencia de un transposón, se mueve al interior del genoma gracias a la maquinaria molecular normal, el loci completo se convertido a ARN mensajero “por lo que la copia original queda intacta”, pero en esta posición, existe una proteína llamada ARN transcriptasa reversa que transforma al ARN mensajero a ADN creando una copia del gen, la cual procede a insertarse en otro lugar. Muchos retrovirus poseen la misma enzima como los del VIH.

Familias de genes como los de las globinas pueden ser explicadas como transposones y retrotransposones. La retrotrasnposición da origen a la copia del gen, sin que se requiera que todo el genoma se duplique. Posteriormente uno de los locus puede transponerse a otro cromosoma, y allí volver a copiarse por retrotransposición. Esto convierte a los genes que pueden copiarse y moverse en entidades con cierta individualidad, de hecho, en las globinas dicha individualidad puede verse en que todos esos  mantienen una estructura común.

El hecho de que muchos virus denominados retrovirus puedan realizar proezas semejantes ha permitido generar hipótesis sobre la importancia de los virus en la evolución biológica, ya que sin la enzima transcriptasa reversa, muchas familias de genes no hubieran podido surgir. Lo anterior implica que al menos los retrovirus al donar la enzima transcriptasa reversa han servido como parte del verdadero motor evolutivo que es la variación aleatoria, ya que, al permitir una copia de genes más fácil, aceleran el potencial para la creación de nuevos rasgos al interior de los seres vivos.

Personalmente, a diferencia de lo que proponen autores como Máximo Sandin, esto es perfectamente concordante con el esquema de la síntesis evolutiva moderna, después de todo los loci nuevos creados por la retrotransposición deben medirse ante la selección natural cuando subfuncionalizan o neofuncionalizan.

Las secuencias moderadamente repetitivas pueden componer aproximadamente el 80% del genoma de un eucariota y la mayoría de ellas pertenecen a familias de pseudogenes relacionables a retrotransposones. De hecho, las dos familias de secuencias moderadamente repetitivas más importantes denominadas Alu y L1 son retrotransposones. Los L1 por ejemplo, poseen un locus que codifica para una proteína con dos dominios, una transcriptasa reversa que transforma mensajeros de ARN a ADN, y al mismo tiempo posee un dominio endonucleasa que permite a ese ADN insertarse en el genoma. Lo interesante es que los humanos poseemos 500.000 copias de ese gen, aunque la mayoría de ellas se encuentra dañada debido a mutaciones de tipo SNP. Ese valor de 500.000 copias contrasta con los 20.400 loci de genes que expresan proteínas.

Cuando algo de este tamaño aparece en el genoma de un organismo, la primera pregunta que viene a la mente s ¿cuál es su función? Muchos biólogos moleculares pensaban que las secuencias moderadamente repetitivas eran principalmente basura, de acuerdo con este punto de vista, los retrotransposones son una especie simbionte comensalista a nivel molecular, que, a diferencia de un virus, no mata, pero tampoco beneficia a su portador. Aunque este pudiera ser su origen, o incluso asumiendo que los primeros retrotransposones fueran virus degenerados, con un ciclo de infección reducido, no implica que no posean función. El punto es que, aunque no posea una función para el individuo, los retrotransposones si constituyen una fuente de variabilidad y potencial evolutivo para linajes de seres vivos.

Los elementos móviles pueden en ocasiones arrastrar partes del genoma del hospedero moviéndolos de un lugar a otro. Este mecanismo cuando es muy limitado puede permitir el traslado de dominios o módulos de un gen a otro gen, lo que genera proteínas multimodulares nuevas. Cuando es más extenso puede duplicar uno o más genes. Este proceso es facilitado en el genoma eucariota debido a los intrones, si el segmento nuevo se inserta en un intrón, no se dañará la proteína generada por el gen al cual se le ha adicionado el nuevo elemento. Muchas proteínas, como las que están relacionadas con el flagelo bacteriano manifiestan evidencia de haber surgido por este mecanismo.

Las secuencias que emplean algunos elementos móviles para moverse de un lugar a otro, han sido asociadas a los elementos reguladores del ADN. En otras palabras, las secuencias que regulan la expresión de las proteínas en el genoma eucariota tienen su origen en las secuencias que permiten la transposición de los transposones. Adicional a lo anterior, muchos elementos móviles que carecen de función poseen similitudes de secuencia con genes funcionales en otros vertebrados, lo cual convierte al ADN basura en un registro fósil de nivel molecular.

En algunos casos, los elementos móviles poseen relaciones con genes activos y con pseudogenes. La enzima telomerasa, la cual juega un papel preponderante en la replicación final del ADN pudo haberse originado por retrotranposición de un elemento móvil ancestral. La enzima que media la reorganización de las regiones hipervariables de los anticuerpos en el sistema inmune también posee rastros de ser un retrotransposon. La misma familia de las globinas muestra evidencias simultáneas de transposición y retrotransposición.

Un punto es claro, la retrontransposición y la transposición poseen un efecto profundo en el genoma de los eucariotas y procariotas. Resulta interesante ver que unas décadas atrás la mayoría de los biólogos moleculares concebía al genoma como una entidad muy fija y de difícil cambio, lo cual complicaba algunos aspectos de la teoría de la evolución.

De hecho, la propuesta original de la TSE se basaba en que el genoma solo podía experimentar cambios muy leves de una generación a otra, pues de lo contrario, su estabilidad general se vería muy afectada. Esto a su vez concluyó en la propuesta del gradualismo filético a ultranza, o lo que es lo mismo, concebir a la evolución como un proceso absolutamente gradual.  Estos descubrimientos han demostrado que el genoma posee una flexibilidad y resiliencia muy grandes, lo cual facilita explicaciones evolutivas, en otras palabras, el potencial evolutivo de los seres vivos es mayor de lo que se habría esperado originalmente. Gracias a estos descubrimientos en 1983 se le otorgó a Barbara McClintock el Premio Nobel.

La respuesta a la pregunta ¿de dónde surgen los genes? Parecía muy clara cuando comenzó en nuevo milenio, y la respuesta era, por duplicación de genes previos. Esto es porque aun el biólogo que confiaba más en el azar vería muy improbable que los genes pudiesen evolucionar por SNP de secuencias no codificantes sin regiones promotoras o reguladoras.

Sin embargo en 2006 algo sucedió que estremeció los fundamentos de la biología molecular realizado por Yuuki Hayashi,  Takuyo Aita,  Hitoshi Toyota,  Yuzuru Husimi, Itaru Urabe y Tetsuya Yomo (Hayashi et al., 2006) en el cual demuestran experimentalmente el potencial de un gen de emerger del caos del ADN no codificante. Debido a la imposibilidad teórica, el hecho de que suceda en la práctica demuestra como los procesos de variación aleatoria SNP y la selección natural son capaces de crear información prácticamente de la nada.

A este tipo de genes que emergen de mutaciones aleatorias sin un gen previo que sirva de base se los denomina genes de Novo y desde entonces han sido reportados incluso en el genoma humano.

Los genes nuevos son las principales fuentes de innovación en los genomas. Sin embargo, hasta años recientes el entendimiento de como los genes nuevos se originaban y como evolucionaban una vez habían emergido brillaba por la ausencia de apropiadas bases de datos moleculares “y muchos lo siguen pensando así”. Con el advenimiento de la era genómica llegó una revolución en la información disponible para estudiar genes nuevos. Por primera vez, décadas de principios teóricos pueden ser medidos de manera empírica, junto con nuevas  líneas de investigación  Aunque la totalidad del artículo en que se basa la anterior introducción será sujeto de un análisis futuro, en este punto me enfocaré únicamente en tres tópicos de manera muy muy resumida, la duplicación de genes, la subfuncionalización y más importante aún, la neofuncionalización (Cardoso-Moreira & Long, 2012). Aunque existen otras formas para la aparición de genes nuevos, el asunto empírico es que muchos de los genes de los sistemas complejos de múltiples componentes integrados que interactúan entre si poseen líneas de evidencia que los implica como genes duplicados que han experimentado subfuncionalización y neofuncionalizacion. Es importante recalcar que, si bien la primera parte de la explicación para los sistemas complejos es la duplicación, la actual estrategia del DI como bien lo expone Behe (William & Ruse, 2004) es básicamente negar la otra mitad de la historia, la neofuncionalización y la subfuncionalización.

Durante la duplicación de genes, tenemos una secuencia de ADN que al pasar por una mutación se duplica en una misma célula y luego esa duplicación es mantenida en el resto de los descendientes. En tal caso, hay que distinguir entre dos tipos diferentes, la duplicación a gran escala de genomas completos denominada poliploidia de la duplicación de genes o secuencias de ADN más pequeñas (Conant & Wolfe, 2008). Un detalle a rescatar es que, la historia subsecuente de un gen duplicado “la cual parecen querer olvidar, los defensores del DI y del creacionismo” es que dependerá de qué tipo de evento duplicador la hubiera generado, es decir, los genes que se fijen y su historia diferirá de si nacieron como consecuencia de una duplicación a pequeña escala o por un evento de poliploidia (Conant & Wolfe, 2008; Maere et al., 2005; Wapinski, Pfeffer, Friedman, & Regev, 2007). Los genes duplicados representan una porción bastante grande de los genomas de diferentes tipos de eucariontes, por ejemplo, el 17% en algunas bacterias, al 65% en la planta Arabidopsis (Zhang, 2003). La diversidad de las duplicaciones es amplia y no se restringe a los polos opuestos de, un solo gen o el genoma completo, y de hecho es bastante común que se den duplicaciones de grupos de genes (Cardoso-Moreira & Long, 2012).

Un detalle interesante sobre la determinación de la duplicación de genes, resulta de cumplir a cabalidad las hipótesis originales de Darwin. A medida que los duplicados son más viejos y han tenido más tiempo para mutar, estos se hacen más diferentes, mientras que los duplicados más jóvenes son más semejantes entre sí. El problema de tener genes duplicados muy semejantes, es que los métodos moleculares actuales los hacen colapsar cuando se ensamblan los genomas completos, y por lo tanto los hacen pasar como si fueran un solo gen. Como resultado, el número de genes duplicados recientemente es mucho más alto de lo que puede llegar a medirse (Bailey et al., 2002). No nos enfocaremos en los mecanismos moleculares de las duplicaciones ya que los proponentes de DI parecen no cuestionar la existencia de la duplicación.

Ahora, digamos que, en lugar de tener un gen con una función específica, afinada, especifica y completamente irrenunciable llamada A, después del evento duplicador tenemos dos genes que expresan la misma condenada proteína. ¿Que pasara?  Aparentemente según los escritores del diseño inteligente, no mucho, ya que, para ellos, un gen duplicado es solo información redundante. Una vez se ha duplicado un gen ocurre el fenómeno clásico denominado compensación de dosis. Y digo clásico porque su efecto es demostrable aun desde los primeros trabajos en genética, con la genética clásica mendeliana. La compensación de dosis se presenta cuando se tienen dos  que generan la misma proteína, cuando ello ocurre, solo se requieren de uno de los  para generar la cantidad de proteína necesaria para llevar a cabo la función. En tales casos, se puede tener un gen recesivo que no cumple la labor, ya que en tal caso el dominante compensará la dosis produciendo la misma cantidad de proteína y generando el fenotipo normal.

Los genes duplicadores experimentan la misma cuestión, en el momento en que los genes se duplican, uno compensará la necesidad del otro, por lo que, aun cuando la función A sea completamente irrenunciable, esta podrá llevarse a cabo por la presencia de uno de los dos loci, mientras que el otro podrá acumular mutaciones. La acumulación de mutaciones conllevará a tres destinos posibles, “la neutralización perdida de función o pseudogenización; la subfuncionalización y la neofuncionalización” (Cardoso-Moreira & Long, 2012). Dada la condenada aleatoriedad de las mutaciones, la ruta más común para el gen duplicado es la pseudogenización, lo que implica la perdida de la función del gen, lo que lo hace ingresar en la categoría de genes no codificantes, o bajo el infortunado nombre de ADN basura. El asunto puede ser tan severo, que se ha estimado que existe al menos un pseudo gen por cada ocho genes en el gusano C. elegans (Harrison, Echols, & Gerstein, 2001), y para los humanos, “cuya cascada de coagulación intentamos explicar” la cantidad de pseudogenes es de uno por cada dos genes funcionales (Harrison et al., 2001).

Es importante resaltar que, no todos los pseudogenes se generan por duplicaciones, muchos pseudogenes han aparecido por la pérdida de presiones de selección, por ejemplo, las pérdidas de la sensibilidad del olfato en muchos primates han dado origen a la pseudogenizacion de los genes responsables por un buen olfato (Rouquier, Blancher, & Giorgi, 2000). El asunto es que teóricamente, el resultado más probable de la vasta mayoría de mutaciones es el de mutaciones deletéreas, o neutrales. Pero aun así… Las duplicaciones pueden generar neofuncionalizaciones, e modelo fue ya propuesto por Ohno bajo el argumento de la compensación de dosis (Ohno, 1970). Lo interesante de la selección natural es que actúa como un filtro amplificador o un trinquete irreversible; una vez que ocurre una rara mutación ventajosa, esta es fijada y amplificada rápidamente en el interior de la población (Cardoso-Moreira & Long, 2012). Un ejemplo, ahora clásico de nefuncionalización ocurrió en una especie de monos vegetarianos, en la cual se duplicó el gen de la ribonucleasa. Después de la duplicación, el gen duplicado sufrió una serie de mutaciones que conllevaron a generar una función digestiva más efectiva en un nuevo microambiente (Zhang, Zhang, & Rosenberg, 2002)

Más DULCE aun, recientes datos genéticos sugieren que las nuevas funciones pueden darse de manera más común, y aún más, que pueden emerger al mismo tiempo en que nace el gen duplicado. De hecho, resulta interesante que el único tipo de mutaciones duplicantes que dejan intactas a los genes es la poliploidia, los demás mecanismos de duplicación alteran de alguna forma a los genes durante el proceso “duplicaciones parciales, fisiones de genes, cambio de marco de lectura de exones, retrotrasposones, y la más rara de todas las rarezas teóricas genes DE NOVO” (Cardoso-Moreira & Long, 2012). Finalmente hay que tener en cuenta a la epigenética; aun cuando la secuencia genética del  nuevo es igual, el mero hecho de encontrarse en otro lugar con diferente microambiente de cromatina es suficiente para desatar una nueva función (Cardoso-Moreira & Long, 2012).

Bueno ya esto se extendió mucho y tratar el tema completo requeriría su propia serie de artículos, así que resumiré brevemente la subfubncionalización. En ocasiones la proteína original lleva a cabo dos funciones de manera rudimentaria, la subfuncionalización le permite a los  duplicados especializarse en una función diferente, los detalles los pueden leer en (Cardoso-Moreira & Long, 2012).  En resumen, la duplicación no solo genera información redundante, es más, cuando se trata de duplicaciones internas sin alterar el tamaño del genoma de manera perceptible, las duplicaciones frecuentemente alteran al nuevo gen a formarse, lo cual genera directamente una nueva proteína. Que la nueva función de la proteína tenga una función o no es ya cuestión de suerte, claro, a menos “y en mi opinión” que se encuentren más mecanismos que limiten/potencien aún más la aleatoriedad en las mutaciones según sea necesario.

 

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