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bibliográficas)
El concepto de raza tiene su sentido biológico muy bien establecido al interior de las Ciencias Naturales, sin embargo, es un sentido que difiere mucho del que se tiene a nivel social. En esta sección veremos cómo el concepto de raza a nivel biológico difiere del que manejamos coloquialmente, especialmente en lo que se refiere a la aplicación a la especie humana.
Muchas sociedades humanas clasifican a las personas en
categorías raciales. Estas categorías a menudo tienen efectos muy reales desde
el punto de vista político, social y económico. Incluso si la raza es
culturalmente real, eso no significa que estas categorías raciales sociales
sean biológicamente significativas o naturales. Por ejemplo, los individuos que
se clasifican a sí mismos como "blancos" en Brasil a menudo se
consideran "negros" en USA. Muchos otros países usan términos raciales
similares o idénticos en formas muy inconsistentes (Fish, 2002). Esta
incoherencia solo se refuerza cuando se examina genéticamente. Por ejemplo, Lao
et al. (2010) evaluaron la ascendencia geográfica de los "blancos" y
"negros" autodeclarados en los Estados Unidos mediante el uso de un
panel de marcadores genéticos geográficamente informativos. Es bien sabido que
las frecuencias de los alelos varían en el espacio geográfico de los humanos.
Aunque las diferencias en las frecuencias de los alelos son generalmente muy
modestas para cualquier gen, es posible con la moderna tecnología del ADN
inferir la ascendencia geográfica de los individuos examinando grandes
cantidades de genes.
Usando tales marcadores geográficamente informativos, los
"blancos" autoidentificados de los Estados Unidos son principalmente
de ascendencia europea, mientras que los "negros" estadounidenses son
principalmente de ascendencia africana, con poca superposición en la cantidad
de ascendencia africana entre los "blancos" estadounidenses
autocalificados y "negros". Por el contrario, Santos et al. (2009)
hicieron una evaluación genética similar de los brasileños que se
autoidentificaron a sí mismos como "blancos", "marrones" y
"negros" y encontraron una gran superposición en la cantidad de
ancestros africanos entre todas estas "razas". De hecho, muchos
"blancos" brasileños tienen más ascendencia africana que algunos
"negros" de USA. Obviamente, las categorías raciales culturalmente
definidas como "blanco" y "negro" no tienen los mismos
significados genéticos en Estados Unidos y Brasil. Las inconsistencias en el
significado de "raza" en todas las culturas y con ascendencia
genética proporcionan una razón de peso para una definición de raza basada en
la biología y no en la cultura.
Otra razón es que los humanos son el producto de los mismos
procesos evolutivos que han dado origen a todas las otras especies en este
planeta. La subdivisión de una especie en grupos o categorías no es exclusiva
de nuestra especie. Dado que la biología evolutiva trata con toda la vida en
este planeta, los biólogos necesitan una definición de raza o subespecie, que
sea aplicable a todas las especies. Una definición de "raza" que es
específica de una cultura humana en un punto del tiempo en su historia cultural
es inadecuada para este propósito universal. Por lo tanto, se requiere una
definición de raza universal, libre del prejuicio cultural, antes de que la
cuestión de la existencia de razas en humanos (o cualquier otra especie) pueda
abordarse en un contexto biológico.
La palabra "raza" no se usa comúnmente en la
literatura biológica no humana. Los biólogos evolutivos tienen muchas palabras
para las subdivisiones dentro de una especie (Templeton, 2021).
En el nivel más bajo están las demes, poblaciones locales de reproducción, algo así como pueblos o
ciudades, pero incluso al interior de estas regiones pueden darse divisiones
reproductivas concretas. Las demes no
tiene ninguna connotación de ser una subdivisión o tipo importante dentro de
una especie. En la genética de poblaciones humanas, incluso los pequeños grupos
étnicos o tribus con frecuencia se subdividen en múltiples demes, mientras que "raza" siempre se refiere a un grupo
mucho más grande.
Otro tipo de subdivisión es "ecotipo", que se refiere a un grupo de personas que comparten
una o más adaptaciones a un entorno específico. Sin embargo, a veces la
heterogeneidad ambiental puede existir a pequeña escala geográfica, haciendo
que un grupo de alelos particular pueda expresar más de un ecotipo (por
ejemplo, Oberle & Schaal, 2011). Esto se puede superponer con la
expresividad genética, donde los alelos de un solo individuo pueden variar el
fenotipo de este en respuesta a factores ambientales. Por otra parte, dado que
las adaptaciones concretas son objeto de evolución convergente, un ecotipo
semejante puede ser presentado por poblaciones distintas que no presentan una
relación de parentesco tan directa, y este es el caso particular del color de
la piel.
De todas las palabras usadas para describir subdivisiones o
subtipos dentro de una especie, la que se ha definido explícitamente para
indicar "razas" o subdivisiones geográficas principales es
"subespecie" (Futuyma, 1986, páginas 107-109; Mayr, 1982, pág. 289).
Debido a este uso bien establecido en la literatura evolutiva, "raza"
y "subespecie" se considerarán sinónimos desde una perspectiva
biológica. De esta manera, la "raza" humana puede colocarse en un
contexto evolutivo más amplio que ya no sea específico de una especie o
culturalmente dependiente.
La cuestión de la existencia de "razas" humanas se
convierte ahora en la cuestión de la existencia de subespecies humanas. Esta
pregunta se puede abordar de manera objetiva utilizando criterios universales.
La Ley de Especies en Peligro de los Estados Unidos ordena la protección de las
subespecies de vertebrados en peligro (Pennock & Dimmick, 1997). En
consecuencia, los biólogos conservacionistas han desarrollado definiciones
operacionales de raza o subespecie que son aplicables a todos los vertebrados,
y dos han sido ampliamente utilizados en la literatura no humana. Estas dos
definiciones biológicas de subespecie o "raza" se aplicarán a los
humanos y a nuestro pariente evolutivo más cercano, el chimpancé, para evitar
una definición de raza antropocéntrica, específica de la cultura.
Definición 1 de raza/subespecie
Una definición se
refiere a las razas como poblaciones circunscritas geográficamente dentro de
una especie que tienen límites definidos que las separan del resto de la
especie (Smith, Chiszar y Montanucci, 1997). Un umbral comúnmente utilizado es
que dos poblaciones con límites definidos se consideran razas diferentes,
si presentan una diferencia del 25% o más de diferencias en los alelos que las
definen como especie (Smith, et al., 1997). Este valor se puede medir definiendo
los alelos de varios genes al azar, y luego comparando las dos poblaciones por
medio de técnicas de análisis de varianza molecular derivadas de la ANOVA de
Fisher. Independientemente de la medida específica, el grado de diferenciación
genética puede cuantificarse de manera objetiva en cualquier especie. Por lo
tanto, las razas humanas se pueden estudiar con exactamente los mismos
criterios aplicados a las especies no humanas. La principal desventaja de esta
definición es la arbitrariedad del valor umbral del 25%, aunque se eligió en
función de la cantidad observada de subdivisión encontrada en muchas especies,
y a diferencia de otros límites arbitrarios, al menos es cuantificable.
Definición 2 de raza/subespecie
Una segunda definición define a las razas como linajes
evolutivos distintos dentro de una especie. Un linaje evolutivo es una
población de organismos caracterizada por una línea continua de descendencia
tal que los individuos en la población en un momento dado están conectados por
relaciones ancestrales / descendientes.
El ADN es la molécula que se transmite de los ancestros a los
descendientes con leves mutaciones en cada generación, por lo que los grupos
poblacionales más cercanos tendrán una identidad genética más semejante que al
compararlos con otros grupos, por lo que los estudios genéticos proporcionan un
medio directo para identificar los linajes. El principal impacto genético del
establecimiento de un nuevo linaje evolutivo es que el linaje acumula
diferencias genéticas de los descendientes restantes de la población ancestral
al aumentar el tiempo desde la división. Inmediatamente después de la división,
las subpoblaciones compartirían la mayoría de los polimorfismos ancestrales (loci genéticos con más de un alelo) y,
por lo tanto, serían difíciles de diagnosticar como linajes separados. Con el
aumento de tiempo desde la división, la divergencia genética se acumula y el
diagnóstico de los linajes separados se vuelve más fácil. Una división en linajes
separados también significa que las diferencias genéticas entre las razas
definirían un árbol evolutivo análogo a un árbol evolutivo de especies, con
pocas ambiguedades.
Existen métodos estadísticos para probar la hipótesis nula de
que la variación genética dentro de una especie tiene una estructura similar a
un árbol, y otras estadísticas prueban la hipótesis nula de que toda la muestra
define un solo linaje evolutivo (Templeton, 1998b, 1999; Templeton, 2001). Por
lo tanto, al igual que con la primera definición, la definición de raza del
linaje se puede implementar de manera objetiva usando criterios uniformes,
evitando así una definición antropocéntrica o cultural de raza que dependa de
caracteres arbitrarios como el color de la piel.
La raza como separación discreta entre demes
Es crítico notar que la diferenciación genética sola es
insuficiente para definir una subespecie o raza bajo cualquiera de estas
definiciones de raza. Ambas definiciones requieren que la diferenciación
genética exista a través de límites definidos y no como cambios graduales, con
los límites que reflejan las divisiones históricas. Estos límites definidos son
típicamente geográficos, pero no siempre. Por ejemplo, incluso diferencias de
comportamiento no genéticas, como dialectos de canciones aprendidas en aves o
límites lingüísticos en humanos, pueden servir como base para un límite
genético agudo cuando estos rasgos no genéticos están asociados con la historia
evolutiva. La primera definición, además, requiere que la diferenciación
genética a través del límite geográfico exceda un umbral cuantitativo, y la
definición del linaje evolutivo requiere que la diferenciación genética se
ajuste a una estructura evolutiva similar a un árbol y no a una red. Por lo
tanto, la diferenciación genética es necesaria pero no suficiente para inferir
una raza. Las poblaciones humanas ciertamente muestran diferencias genéticas en
el espacio geográfico, pero esto no significa necesariamente que existan razas
en humanos.
Figura 62. Razas de chimpancés. Dendrograma de
identificación de subespecies de Chimpancé, los bonbobos constituyen el grupo
externo al ser una especie independiente “Pan paniscus” del chimpancé
normal “Pan troglodytes” que a su vez forma un complejo de subespecies. Sin embargo, las
poblaciones de áfrica ecuatorial no poseen suficientes diferencias para ser
divididas en razas propias y constituyen demes.
El chimpancé común (Pan troglodytes)
se ha subdividido tradicionalmente en cinco razas o subespecies sobre la base
de diferencias morfológicas: P .t. verus en la
región de Guinea Superior de África occidental, P. t. ellioti
Gonder y colaboradores (2011) determinaron a los chimpancés
en todo su rango y descubrió que las diferencias genéticas agudas separan a las
poblaciones de Alta Guinea y del Golfo de Guinea entre sí y de todas las demás
poblaciones, pero con límites genéticos menos agudos entre las poblaciones
ecuatoriales de África. Las poblaciones de Guinea Alta y el Golfo de Guinea
están por encima del umbral del 25% de diferencias alélicas entre sí y con
todas las demás poblaciones de chimpancés. Sin embargo, las tres regiones
muestreadas en África ecuatorial están muy por debajo del umbral del 25%
utilizado para el reconocimiento de subespecies. Por lo tanto, hay tres razas o
subespecies de chimpancés comunes que utilizan el criterio de umbral: P. t. verus en la región de Guinea Superior, P. t. ellioti
La generación de dendrograma también fue estudiada por
Gonder y colaboradores (2011), encontrando un patrón de ramificación que
concuerda con las estimaciones anteriores, el dendrograma se divide en tres
ramas principales, siendo la población de Alta Guinea la que se aisló en su
propio linaje primero, y luego la población del Golfo de Guinea, mientras que
las tres poblaciones de África Ecuatorial fallan en generar ramificaciones
claras, por lo que se clasifican en un solo linaje, reforzando la idea de que
de las cinco razas de chimpancé, solo tres son genéticamente naturales.
¿Existen razas humanas usando los mismos criterios aplicados
a los chimpancés? Rosenberg y colaboradores. (2002) realizaron un análisis
genético de 52 poblaciones humanas. Usaron un programa de computadora para
ordenar individuos o porciones de sus genomas en cinco grupos, y descubrieron
que la ascendencia genética de la mayoría de los individuos provenía de un solo
grupo. Además, los cinco grupos correspondían a 1) africanos subsaharianos; 2)
Europeos, Cercano y Medio Oriente y Asia Central; 3) asiáticos orientales; 4)
poblaciones del Pacífico; y 5) amerindios. Este artículo fue el más citado de
la revista Science en 2002, y muchas de estas citas afirmaron que este
documento respaldaba la idea de que las razas eran biológicamente
significativas en humanos (por ejemplo, Burchard et al., 2003). Sin embargo,
Rosenberg y colaboradores (2002) fueron más cautelosos. Cuando aumentaron el
número de grupos más allá de cinco, también obtuvieron una excelente
clasificación en grupos más pequeños y regionales. Por lo tanto, mostraron que,
con suficientes marcadores genéticos, es posible discriminar a la mayoría de
las poblaciones humanas locales entre sí. Recuerde que la diferenciación
genética sola no significa necesariamente que ninguno de estos grupos sean
razas, pues pueden ser simplemente demes
con diferencias locales insignificantes para formar categorías raciales.
Asumiendo por ahora que los cinco principales grupos
geográficos son las poblaciones significativas, ¿estos grupos satisfacen la
definición de umbral cuantitativo de raza? Templeton (2013) comparó los
resultados de (Gonder, et al 2011) y (Rosenberg 2002). En resumen, las
diferencias genéticas entre las razas de chimpancé llegan al orden del 30,1%,
muy por encima del valor límite del 25% para definir una raza, sin embargo,
para el ser humano, las diferencias genéticas entre las razas, apenas alcanza
un ridículo 4,3%, muy por debajo del límite de 25% para definir una raza. La
variabilidad genética de las poblaciones humanas esta autocontenida en las demes, y aun allí, cualquier deme humana
posee cerca del 93,2% de la variación genética de la especie humana completa.
Al intentar generar el dendrograma racial para las susodichas
5 razas humanas, sucede los mismo que con las razas de África Ecuatorial del
chimpancé, en lugar de mostrar una estructura de linaje clara, lo que se
obtiene es una red con transferencia horizontal de genes muy marcada, no se
generan los linajes claros. Por lo tanto, utilizando los mismos criterios para
rechazar el estado racial de las subespecies denominadas tradicionalmente de
los chimpancés del África ecuatorial, la existencia de razas humanas como
linajes evolutivos es igualmente rechazada. Los anterior se debe a que si
tomamos un solo gen, se puede obtener un dendrograma dado, un árbol, sin
embargo, para que el árbol obtenido por ese gen sea aceptable, debe hacer una
concordancia al analizar muchos genes elegidos al azar de forma tal que no se
generen sesgos de análisis maliciosos, por lo que se emplean pruebas
estadísticas computarizadas para analizar varios dendrogramas. Aunque estos
índices son en cierta medida arbitrarios, todos los científicos están de
acuerdo en el mismo valor frontera, lo cual permite que todos puedan comparar
con una misma regla de medición estadística y llegar a conclusiones semejantes.
Tomando en cuenta análisis genéticos cuantitativos a gran
escala se concluye que de las 5 razas tradicionales de chimpancé solo tres son
genéticamente naturales, y de las 5 razas humanas tradicionales solo existe 1,
al menos en la actualidad. Las adaptaciones de fenotipo como el color de la piel
solo son adaptaciones locales que pueden revertirse o converger por evolución
paralela sin que necesariamente impliquen que todos pertenecen a una categoría
racial, además cualquier deme humana posee más del 90% de la variación genética
de la especie, de allí que solo existe una única raza. De allí se concluye que
el concepto de razas humanas es cultural, social, político, pero no biológico,
un resultado irónico en el sentido de que muchas de las pruebas estadísticas
como las pruebas de análisis de varianza o ANOVAs fueron desarrolladas por los
primeros evolucionistas, como Ronald Fisher, que si creían en la existencia de
las razas humanas, y allí radica la belleza de las ciencias de la naturaleza,
capaz de crear métodos cuantitativos, fríos y despojados de muchos sesgos
cognitivos, del análisis meramente cualitativo, que permiten autocorregirse,
aun en sus creencias más socialmente arraigadas.
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