(Ciencias de Joseleg) (Biología) (Teoría de la Biología) (Principios de Geología) (Introducción) (Historia de la geología) (Tiempo y fenómenos geológicos) (Datación relativa) (Datación absoluta) (Introducción a las eras geológicas) (Precámbrico) (Cámbrico, ordovícico, silúrico) (Devónico, carbonífero, pérmico) (El mesozoico edad de los dinosaurios) (El cenozoico edad de los mamíferos) (Referencias bibliográficas)
Algunos de los primeros análisis geológicos fueron
realizados con respecto al Origen de la Tierra o a la formación de algunas
estructuras particulares del terreno.
Uno de los primeros en realizar esto fue el gran Aristóteles (384-322
AC). Una de las ideas principales –que
de hecho sería olvidada por un largo tiempo –es que los cambios geológicos a
gran escala son muy lentos y no pueden percibirse en el periodo de vida de una
persona.
Posteriormente su sucesor llamado Teofrasto (371-287)
realizó mayores avances en términos de describir propiedades de algunos
materiales como cristales y metales, sin embargo sería Plinio el Viejo (23-79)
en su obra Magna “Naturalis Historia” quien realizaría el registro más
detallado de materiales geológicos en la antigüedad, aunque hay que anotar que
los mayores expertos eran los mineros, los herreros y los alquimistas (Eliade & Ledesma, 1974).
El problema del tiempo se hizo más evidente con la aceptación por parte de la Europa Cristiana de la cronología Bíblica, que asumía un tiempo no mayor a unos cuantos miles de años, por lo que pequeños cambios geológicos no tendrían tiempo para ser realizados. Sin embargo, no todos los pensadores en geología no hacían parte de la Europa Cristiana.
Figura 5. El Diluvio comenzó
siendo la idea imperante en los círculos académicos de geología, el objetivo
era simple, obtener la mayor cantidad de pruebas de su autenticidad.
Abu al-Rayhan al-Biruni (973-1048) propuso que el subcontinente indio había sido en el pasado un gran Océano –cosa que no es descabellada, ¡pero que no sería aceptada sino hasta mediados del siglo XX! (Asimov, 1999). No fue sino hasta el siglo XVII que la geología comenzó a realizar avances significativos, lo irónico de esto fue que el motor que provocó que los naturalistas se volcaran hacia las evidencias de las rocas fue el intento de corroborar la realidad del Diluvio Universal (Adams, 1941). Esta búsqueda rápidamente comenzó a generar una serie de fenómenos peculiares, como la composición de los minerales de múltiples regiones de Europa, así como los reportes de fósiles. Sin embargo, las interpretaciones de estos primeros datos fueron realizados a la luz de la mitología judeo-cristiana para tratar de dar un peso evidencia al concepto del Diluvio Universal (Whiston, 1737).
Figura 6. Al igual de los griegos, durante el apogeo de la cultura islámica, grandes sabios tuvieron la oportunidad de plantear hipótesis válidas, las cuales con el tiempo han pasado a ser parte de los modelos aceptados en la actualidad, las ideas de al-Biruni son representan primeros esbozos de lo que posteriormente ha sido denominado la Teoría de la Deriva Continental y de las placas tectónicas.
Figura 7. La madera
petrificada (A) fue reconocida como tal solo hasta 1665 cuando Robert Hooke (B)
perfeccionó el microscopio (C), hasta entonces muchos pensaban que no se
trataba de madera, sino de una pareidolia generada por la plasticidad de la
roca en adquirir diferentes formas. La estructura microscópica reportada por
Hooke y otros investigadores mostraron que tanto al nivel macro como al micro
la madera petrificada era similar a la madera, por lo que estos fósiles
debieron haber pasado por un proceso de transformación en el que la roca calca
el tejido orgánico, proceso que actualmente llamamos fosilización (Kusukawa, 2013).
Sin embargo, la controversia sobre el método de estudio de
la naturaleza ya empezaba a hacerse muy patente, los dos bandos, el idealista
representado por la interpretación religiosa; y el materialista-naturalista
representado por la búsqueda de explicaciones naturales a los fenómenos
naturales propulsaron una controversia que a su vez estimuló la búsqueda de más
y mejores datos sobre la composición geológica de diferentes lugares del mundo,
de esta época emergen los primeros estudios sistemáticos para la identificación
de los estratos geológicos (Gohau, 1990).
Los estratos pueden definirse como capas horizontales de
roca de una composición semejante, las cuales en ocasiones presentan una fauna
y flora de fósiles que también son semejantes entre sí, aun cuando los estratos
son reportados en diferentes localidades no continentes (Jardine, Secord, & Spary, 1996). Muchos autores se encargaron
de el tedioso trabajo de coleccionar rocas y caracterizarlas, pero esto no se
realizó de la nada, pues ya desde la antigüedad clásica muchos minerales habían
sido empleados por los herreros y los alquimistas (Eliade et al., 1974). Uno de
los más importantes pioneros en la geología de la época fue Nicolas Steno
(1638-1686).
Figura 8. En el siglo XVII
existía un tipo raro de roca llamado "Rocas lengua" (A), astas rocas
tenían una apariencia similar con los dientes de ciertos peces carnívoros
llamados tiburones (B), esta similitud fue reportada por Nicolas Steno (C) en
su texto prodromo el cual incluida una ilustración (D).
Nicolas Steno fue un obispo católico, pero su posición
idealista ontológica no influyó en sus razonamientos científicos, de hecho,
algunas de sus ideas pueden ser consideradas como las precursoras del
pensamiento evolutivo en tiempos posteriores hasta Darwin. Nicolas Steno
publicó sus conclusiones sobre la formación de los estratos geológicos en 1669
en un libro denominado “Dissertationis prodromus” (Steno, 1669)
traducido al español como Pródromo, estas conclusiones son por lo general
citadas como las leyes básicas de la geología moderna:
1- Ley de la
superposición: en el momento en que algún estrato se está formando, toda la
materia que descansa sobre él era fluida, y, por lo tanto, en el momento cuando
un estrato inferior se estaba formando, no existía nada del estrato superior.
2- Principio de
horizontalidad: Un estrato perpendicular al horizonte o inclinado al
horizonte fueron en el momento de su formación siempre paralelos al horizonte.
3- Principio de
continuidad lateral: el material que forma cualquier estrato era continuo
sobre la superficie del terreno a menos que objetos sólidos perturbara su
camino.
4- Principio de corte
transversal: si un cuerpo o discontinuidad corta transversalmente un
estrato, este debe haberse formado después de este estrato.
La anomalía más grande de las ideas de Steno era sin duda el
principio de horizontalidad, esto se debe a que en ocasiones los estratos
inclinados al horizonte son estructuras de roca colosales, por lo que explicar
su formación en periodos de tiempo muy cortos se hacía problemático.
Figura 9. (A) Fósiles de
amonitas que eran descritas como una formación rocosa cristalina por
naturalistas como Martin Lister (B), pero que en la actualidad son
interpretadas como los remanentes de antiguos seres extintos (C).
A pesar de la influencia del Pródromo varios historiadores
naturales como Martin Lister (1638-1712) y John Ray (1627-1705) continuaron
cuestionando el origen orgánico de muchos fósiles debido a que representaría
seres vivos que ya no existen “como los amonites”, abriendo las puertas al
concepto de extinción, el cual iba en contra de varias posturas teológicas (Rudwick, 1976).
El siglo XVIII constituyó el surgimiento de los imperios
coloniales y la edad de la exploración. Como ya se ha mencionado en otros
apartados, los imperios crearon tres grandes instituciones para demostrar su
poder, el museo de historia natural, el jardín botánico y el zoológico. Cada
uno tenía por objeto crear colecciones de seres vivos o inertes de las colonias
más recónditas del imperio. Pero no solo era una cuestión de prestigio, la
clasificación y la nomenclatura permitieron determinar propiedades útiles para
el comercio, la ingeniería, o la guerra.
La minería por ejemplo, esta era con frecuencia una de las mayores fuentes de riqueza (Jardine et al., 1996). Los académicos comenzaron a realizar estudios más sistemáticos y de mayor escala sobre la composición de los suelos (Werner, 1774). El objetivo era simple, lograr que las minas produjeran más riqueza mediante el aprovechamiento de otros tipos de minerales, no solo vivir de oro y plata. La codicia capitalista fue el motor que apoyó el desarrollo de la geología descriptiva (Eliade & Ledesma, 1974; Werner, 1774).
Figura 10. (A) Los imperios
coloniales basaban su poder en una tecnología marítima superior y en armas de
fuego, las cuales les permitieron oprimir a poblaciones nativas alrededor del
mundo (B), adicionalmente crearon instituciones para representar el poder del
imperio e identificar fuentes de riqueza de las colonias en forma del Museo de
Historia Natural (C) y el jardín botánico (D).
Sin embargo, lo anterior simplemente era descripción de
fenómenos, algo muy semejante –y de hecho una de las funciones de –la Historia
Natural, la cual era la ciencia que antecedió a la biología y la geología. De
hecho, los museos de Historia Natural donde vemos los restos disecados de
animales, los restos de seres fosilizados y muestras de minerales raros
adquieren su nombre por esta tradición, la cual se originó debido a la obra de
Plinio el Viejo llamada “Historia Naturalis”. En
paralelo con esta tradición descriptiva, una nueva casta de historiadores
naturales interesados por el conocimiento de la tierra comenzó a criticar las
ideas fuertemente religiosas sobre el origen del Planeta Tierra. En primera
instanció el debate circulaba a si preguntarse sobre el Origen del Planeta y su
correspondiente cambio a través del tiempo era una pregunta válida de ser
estudiada académicamente en una cultura de fuertes valores cristianos. En 1749
en naturalista francés Georges-Louis Leclerc Conde de Buffon (1707-1788)
publicó en uno de sus libros una crítica en contra la postura de que la edad
del mundo se limitara a unos cuantos miles de años (Gohau, 1990).
Tal vez uno de los autores más influyentes, pero menos
relacionados con la geología es el filósofo germano Immanuel Kant (1724-1804)
quien en 1755 en su obra titulada “Historia del Universo Natural y Teoría del
Cielo” (Jardine et al., 1996; Kant, 1797) describió la historia de la
Tierra sin referencias a Dios o a la
Biblia. Gracias al trabajo de estos respetados autores, las preguntas sobre un
origen del planeta y una edad del mundo más allá de los cánones bíblicos se
convirtió en un objeto legítimo de estudio por parte de las nuevas ciencias
positivas como la Física y la recientemente formada Química.
Bajo esta perspectiva resulta notable establecer que la Geología se independizó de la Historia Natural que la misma Biología. El término Geología fue empleado por vez primera en publicaciones técnicas de dos naturalistas genoveses (Gohau, 1990) llamados Jean-André Deluc (1727-1817) y Horace-Bénédict de Saussure (1740-1799). En 1751 el término ya había sido aceptado por la mayoría de naturalistas y sancionado como tal en la Enciclopedia de Dierot (Gohau, 1990), aunque su estudio sistemático en instituciones reconocidas como el museo de Historia Natural de París ya tenía una tradición de al menos 10 años (Gohau, 1990).
Figura 11. El Conde de Buffon
(A) y Cuvier (B) fueron dos de los más importantes historiadores naturales del
siglo XVIII y el trabajo de ambos sería importante para sustentar las teorías
evolutivas de Lamarck y de Darwin. Ambos realizaron trabajos sobre megafauna, y
especialmente Cuvier identificó al mamut, el mastodonte y las dos poblaciones
de elefantes en África y en India (C) como especies independientes
pertenecientes a un linaje más general.
Para la época, las posturas religiosas y no religiosa habían
evolucionado –aunque en el fondo seguían siendo la misma discusión del siglo
XVII – por un lado, se encontraban los que defendían el canon bíblico con
argumentos científicos, y por otro lado se encontraba una teoría estrictamente
naturalista. La teoría basada en el canon bíblico no era otra que explicar los
estratos geológicos en base a un solo evento catastrófico, el diluvio
universal, sus defensores procedían de la recientemente formada ciencia de la
Química argumentando que los estratos se habían formado por procesos de
sedimentación en solución acuosa (Eddy, 2008). Algunos denominaron a los defensores
de esta teoría como neptunistas. Casi en paralelo otra teoría fue propuesta, en
este caso se sostenía que los estratos eran formados por la sedimentación lenta
de materiales calientes independientemente de si estaban en solución acuosa o
no, para ellos el efecto de los volcanes era muy importante y fueron
denominados plutonistas.
Para la época los fósiles ya habían sido reconocidos como
seres vivos extintos, y se habían convertido en el objeto de estudio de
historiadores naturales interesados en la geología como el conde de Buffon.
Buffon estudió la megafauna del norte de Europa como los mamuts y los
rinocerontes lanudos, llegando a la conclusión de que el clima del planeta no
había sido el mismo siempre. Otros naturalistas darían inicio a una nueva rama
de la biología –o de la Historia Natural en el contexto histórico – y es la
Anatomía Comparada, de la mano de Georges Cuvier (1769-1832) este nuevo campo
de estudio comenzó a arrojar información sistemática de las estrechas
relaciones entre diferentes tipos de animales. Entre otras se llegó a la
conclusión de que lo que había sido llamado coloquialmente elefante pertenecía
en realidad a varias especies, dos vivas –en áfrica y en india –y otras tantas
extintas como el mastodonte y el mamut (McGowan, 2001).
Adicionalmente, de la mano de William Smith (1769-1839)
nació la geocronología cualitativa mediante la correlación de la fauna y flora
fósil con un determinado estrato geológico y su composición mineral, gracias a
esto podía y pueden identificarse formaciones geológicas de un mismo periodo en
diferentes partes del mundo, el problema sin embargo recaía en que tan antiguas
eran estas formaciones, respuesta que no tendrían una solución posible durante
el siglo XVIII. En cualquier caso, Smith estableció un principio que da forma
literalmente a la historia de la vida en la tierra y es el principio de
sucesión de fauna (Berry, 1966).
El principio de sucesión de fauna establece que una vez que
se determina la horizontalidad de una secuencia de estratos, el tipo de fósiles
que se encuentran presentan un orden predecible; este principio es la base para
el concepto de eras geológicas que constituye el centro de análisis de la
presente unidad de estudio.
Los problemas e incentivos de la geología en el siglo XIX
son básicamente los mismos del siglo anterior. Por un lado, la confrontación de
partidarios de interpretar los fenómenos geológicos en base a un Diluvio Universal
como William Buckland (1784-1856) y Adam Sedgwick (1785-1873) con un creciente
número de evidencias correspondientes a cambios graduales, procesos cíclicos e
inundaciones localizadas ante las cuales tuvieron que ceder tarde o temprano.
Por otra parte, estaba el creciente prestigio de la geología
como ciencia que generaba riqueza, en este sentido la escala geológica ya
empezaba a recibir su nomenclatura moderna, pues estratos denominados cámbrico,
precámbrico, devónico, o terciario ya empezaban a ser de uso común por parte de
la comunidad de expertos. Adicionalmente su correcta identificación facilitaba
los procesos de minería.
Sin embargo, el autor más influyente en este periodo es Charles Lyell (1797-1875) quien plantea que la mayoría de los cambios geológicos se realizan muy lentamente y son imperceptibles durante el periodo de vida de una persona, si les suena conocida esta afirmación, tan solo trasládenla a los seres vivos y adicionen el concepto de Selección Natural. Esto no es coincidencia ya que Lyell fue uno de los autores que más influyó en Darwin durante su viaje (Lyell, 1837; Vorzimmer, 1969).
Figura 12. Charles Lyell
(Kinnordy, Forfarshire, 14 de noviembre de 1797-Londres, 22 de febrero de
1875), fue un geólogo británico, uno de los fundadores de la Geología moderna.
Lyell fue uno de los representantes más destacados del uniformismo y el
gradualismo geológico.
Desde este punto, la estratigrafía se comprendía como el cambio gradual por depósito de materiales de tiempos pasados, el problema era determinar cuánto había durado cada una de estas épocas, pregunta que fue asumida por el grupo de investigación de Cuvier, pero que no recibiría una respuesta concreta hasta el desarrollo de los métodos fisicoquímicos de datación.
Figura 13. Los mosasaurios
fueron de los fósiles más importantes descritos a principios del siglo XIX.
Los fósiles comenzaron a ser buscados con mayor seriedad iniciando el periodo llamado la Guerra de los Fósiles. Muchas de las especies más reconocidas fueron descritas en esta época como Mosasaurus en 1808 (Theunissen, 1986). Cuvier continuó con la idea de sucesión de fauna entre los estratos geológicos proponiendo que la gran edad de los mamíferos en la actualidad fue antecedida por una edad de los reptiles (Rudwick, 2008).
Figura 14. (A) Tamaño, (B)
modelo artístico y (C) esqueleto de un megalosaurio, se trata de un dinosaurio
terópodo carnívoro.
Muchos fósiles famosos fueron descritos en esta época, por ejemplo, el ictiosaurio y el plesiosaurio de estratos del jurásico fueron descritos por Mary Anning (1799-1847) (P. Pierce, 2013); William Buckland (1784-1856) describió el megalosaurio; Gideon Algernon Mantell (1790-1852) describió los dientes del iguanodon y un esqueleto parcial del hilaeosaurio. En 1841 Richard Owen (1804-1892) propondría la creación de una nueva categoría taxonómica entre las cinco de vertebrados clásicas a la cual se le denominó Dinosauria (McGowan, 2001). El botánico Adolphe Brongniart (1801-1876) realizó un análisis propio para diferentes tipos de plantas, y al igual que con los animales encontró que diferentes tipos de estratos geológicos estaban caracterizados por diferentes tipos de flora (Faul, Faul, & Serjeant, 1983).
Figura 15. (A) Tamaño y (B)
representación artística moderna del iguanodón, la representación de los
dinosaurios ha cambiado mucho con los años, en las primeras representaciones (C
y D) se percibían a los dinosaurios como animales lentos, de sangre fría y
cuadrúpedos.
En Estados Unidos la cacería de fósiles conllevó a la guerra
de los Huesos, un intervalo de tiempo en el que los paleontólogos parecían más
vaqueros y forajidos buscando oro.
La teoría de la
Evolución de Charles Darwin (1809-1882) revolucionó el modo en que se entendía
la geología y la paleontología en aquella época, hasta entonces no se había
generado una teoría que pudiera explicar la sucesión de especies desde una
época hasta la siguiente, era como si los seres vivos transmutaran al pasar de
era o simplemente una gran catástrofe barriera sucesivamente la vida en el
límite de cada era para luego ser creadas nuevas especies en la siguiente. Para
Darwin el paso de una era a la siguiente se caracterizaría por el reemplazo de
unas formas de vida comunes en una era por otras menos comunes. Evidencia de
esto era la ya conocida anomalía de encontrar mamíferos primitivos poco comunes
en los estratos donde los dinosaurios eran muy prevalentes.
El problema para
geólogos, paleontólogos y biólogos evolutivos seguía siendo el mismo, el tiempo
absoluto de las eras geológicas recientemente descritas. En 1862 William
Thomson el primer Barón de Kelvin (1824-1907) –el mismo de los grados Kelvin de
temperatura –propuso un método para aproximarse a la edad del planeta,
asumiendo que la Tierra se formó como una bola de fuego incandescente calculó
el tiempo necesario para que la corteza se enfriara a su temperatura actual,
los valores obtenidos de lavan un intervalo de entre 200 millones de años hasta
400 millones de años (Burchfield, 1975). El problema con este método era que Kalvin
asumía un enfriamiento demasiado rápido al no tomar en cuenta el calor generado
por una fuente de energía desconocida para su época, es decir el decaimiento
radioactivo del núcleo del planeta.
En la época se
propusieron otros métodos para aproximarse a la edad del planeta, como calcular
el tiempo que le tomaría al Sol llegar a su estado actual de tamaño y calor
desde una nube de gas, pero al igual que los cálculos de Kelvin el problema era
asumir un enfriamiento muy rápido al no tomar en cuenta el decaimiento
radioactivo –y no se los puede culpar, para la época nadie sabía que eso
existía. Para 1897 el problema de la edad del planeta era candente, y la edad
oscilaba entre 10 millones de años hasta unos 400 millones de años.
La nueva serie de
Cosmos nos proporciona un buen recuento de aspectos relacionados con la
geología en el siglo XX, la primera es la obtención de edades absolutas para
diferentes estratos y para el planeta como un todo (Capítulo 7 de la nueva
serie de Cosmos) y sobre la gran teoría de la geología, la Deriva Continental y
la tectónica de placas (capítulo 9 de la nueva serie de Cosmos).
Como se entenderá de los eventos en la historia de la geología, la paleontología se vio sacudida por el ingreso de los métodos radiométricos para poder datar de forma absoluta los estratos de la escala geológica, adicionalmente, el rompecabezas de algunos fósiles similares en continentes separados en algunos estratos geológicos fue resuelto por la Teoría de la Deriva Continental.
Figura 16. Clair
"Pat" Patterson (1922-1995) fue el primer geoquímico en obtener una
edad estimada para el planeta Tierra empleando el método del Uranio-Plomo.
Adicional a esto, después de los años de 1920 la comunidad
académica comenzaría a aceptar cada vez más y más la nueva teoría de la
evolución –Teoría Sintética de la Evolución –la cual fue rescatada casi del
olvido por T. H. Morgan (1866-1945) y los genetistas que lo sucedieron.
Junto a este andamiaje teórico, los paleontólogos tuvieron
un mayor acceso a regiones recónditas del planeta gracias al proceso de
expansión imperialista y colonialista de las grandes potencias de Europa,
aunque algunas regiones continuaron siendo vedadas como la gran mayoría del
territorio chino y mongol. Para 1969 ya se habían identificado cerca de 170
géneros solo de dinosaurios, sin contar otros tipos de fósiles como los
reptiles marinos, voladores y de protomamíferos. En los 25 años posteriores a
1969 el número de géneros de dinosaurios se elevó a 315. Muchos de estos nuevos
especímenes provenían de América del Sur y de África (McGowan, 2001). Para finales del siglo XX los territorios de
China se expandieron a la investigación lo cual ha conllevado a un mejor
entendimiento de la evolución de las aves y los mamíferos (Luo, 2007; Zhou, 2004), pero otras áreas siguen
siendo un agujero negro para la investigación como el oriente próximo, Asia
central y algunas regiones de la India.
Con la datación absoluta una pregunta que había asombrado a
los paleontólogos del siglo XX renovó su interés, la extinción en masa, aunque
ya se sospechaba seriamente de que se había tratado de VARIAS extinciones y no
de un único evento, solo cuando se pudo fechas los estratos se pudo confirmar
esta sospecha. Uno de los eventos de extinción en masa que siempre ha recibido
mayor atención no es otro de la desaparición de los dinosaurios no aviares al
final del cretáceo (Alvarez, Alvarez, Asaro, & Michel, 1980).
(YouTube) La
formación del planeta tierra desde su nacimiento hasta hoy en español.
La paleontología no solo fue un campo pasivo que recibía su
comprensión de la teoría evolutiva, también contribuyó a esta durante la
segunda generación de la Síntesis Moderna. En primera instancia, varios
especímenes mostraban rasgos compartidos entre grupos de animales aparentemente
separados por grandes huecos, por ejemplo la transición de cetáceos-ungulados,
la transición de reptiles cocodrilianos-aves o la transición de primates
homínidos-el ser humano (Futuyma, 2005; Kutschera & Niklas, 2004).
En 1944 George Gaylord Simpson (1902-1984) publicó el
resultado de varias investigaciones en el libro Tempo and Mode in Evolution,
el cual empleó un análisis cuantitativo para mostrar que el registro fósil
consistía en un patrón de ramificación adireccional predicho por procesos de
Selección Natural y Deriva Genética, en lugar de un proceso lineal de reemplazo
y aparición como habían propuesto los defensores del lamarckismo y la
ortogénesis (Nee, Mooers, & Harvey, 1992; Simpson, 1944; Wright, 1945).
En 1972 Niles Eldredge (1943-vivo) y Stephen Jay Gould
(1941-2002) emplearon algunos patrones del registro fósil para plantear una
propuesta de modificación al tempo de evolución denominado Equilibrio Puntuado,
el cual establece que los procesos de diversificación no son graduales, sino
que se acumulan en momentos de cambios ambientales fuertes, donde la diversidad
disminuye e inmediatamente aumenta de forma puntual (Bak & Sneppen, 1993; Bornholdt & Sneppen, 1998; Gould, 2014;
Gould & Eldredge, 2000).
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