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Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck “1744-1829” propuso en su obra Philosophie Zoologique “filosofía zoológica” de 1809 una nueva y radical teoría sobre la evolución de las especies. Lamarck no creía que todas las especies compartieran un solo ancestro común, aunque se alineó con Buffon en el sentido de que algunos grupos de especies altamente relacionados si debieron descender de un ancestro. Hasta aquí nada nuevo, el punto de Larmarck es su énfasis en el proceso que permitía esta evolución. Para Lamarck existían fuerzas vitales que influían en los seres vivos en la medida en que estos ejercían su lucha por la existencia. La teoría de Lamarck tiene cuatro componentes principales, la complejización, la adaptación, el uso, el esfuerzo y la herencia (Burkhardt, 2013; Gayon, 1996; Lamarck, 2013).
Figura 17.
Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck (Bazentin, 1
de agosto de 1744-París, 18 de diciembre de 1829) fue un naturalista francés,
uno de los grandes hombres de la época de la sistematización de la Historia
Natural, cercano en su influencia a Linneo, Leclerc y Cuvier. Lamarck formuló
la primera teoría de la evolución biológica, en 1802 acuñó el término
«biología» para designar la ciencia de los seres vivos y fue el fundador de la
paleontología de los invertebrados.
Lamarck así como
otros naturalistas observaban que la naturaleza poseía una tendencia hacia a
hacerse más complejos. Esta tendencia sin embargo aparece solo si se tiene en
mente que la teoría sobre el orden de la naturaleza que prevalecía en su tiempo
es la Gran Cadena del Ser. Bajo la Gran Cadena del Ser en donde se coloca al
ser humano en la cúspide de los seres vivos se observaría una tendencia hacia
la complejización. En esta idea se anticipa una especie de combinación entre
las ideas evolutivas del pensamiento de Heráclito con la idea de la Gran Cadena
del Ser como si los seres vivos de un escalón inferior tendieran a subir de
escalón con el tiempo. ¿Qué hace que los seres vivos tienden a subir la
escalera de la organización?, Lamarck lo intentó empleando una analogía de las
ciencias físicas, especialmente al concepto de fuerzas intangibles. A pesar de
que las fuerzas intangibles no parecen un concepto muy científico una se había
vuelto vital en las explicaciones sobre el mundo natural y era la gravedad. La
gravedad era una fuerza intangible, un fenómeno que ejercía fuerzas a distancia
sin contacto entre los dos objetos y fue matematizada en ecuaciones por sir
Isaac Newton “1642-1727”.
Lamarck creía que
la fuerza que el trataba de determinar tenía una naturaleza semejante a la
gravedad, un intangible que afectaba de manera específica a los seres vivos y
no afectaba a los inertes más que para crear la generación espontánea. La idea
de la fuerza vital no era nueva, pero se hizo muy popular entre los
historiadores naturales ya que permitía explicar la adaptación de los seres
vivos y el origen de la vida mediante una “ley natural” y al mismo tiempo
explicaría la teleología. La fuerza vital haría evolucionar a los seres vivos
hacia fines determinados “teleología”. Siendo una fuerza semejante a la
gravedad y por lo tanto una explicación naturalista. De Lamarck también cabe
destacar que pensaba que tanto la historia natural “lo que llamamos biología” y
la alquimia “lo que llamarías química” se encontraban altamente relacionadas.
En esta visión del ascenso de la escalera, los seres vivos simples que se
hacían más complejos eran reemplazados por otros seres vivos simples que eran
creados por generación espontánea. Finalmente se debe resaltar que la fuerza
vital de Lamarck tenía más un principio mecanicista o físico que un sentido
espiritual.
La segunda parte de
la teoría de la evolución de Lamarck concernía a la adaptación de los seres
vivos a su medioambiente. Desde las épocas de Aristóteles y aun antes los
conceptos de la lucha por la existencia, la competencia y la depredación fueron
más que evidentes aun para cualquier cazador o campesino iletrado, son
fenómenos más que evidentes aun cuando nos parezcan crueles. El punto es que
los seres vivos parecen haber sido creados para estar adaptados a ciertos
problemas o necesidades para su subsistencia de una forma altamente compleja e
integrada, este fenómeno fue lo que llevó a Aristóteles a proponer el concepto
de teleología. Para Lamarck la fuerza vital conectaba a los componentes de los
seres vivos que más eran empleados en su interacción con el medioambiente.
Aquellas partes que más se empleaban se fortalecían y esa fortaleza sería la
clave de su teoría solo si podía ser heredable a las siguientes generaciones.
No estamos muy acostumbrados a aprendernos leyes naturales
de teorías fallidas o anticuadas, sin embargo, en su contexto eran principios
naturales aceptados por una gran cantidad de miembros de las comunidades
científicas de la época. Entender cómo operan estas leyes servirá como base
para poder contrastar como es que operan las leyes de la naturaleza de las
teorías modernas. Lamarck desarrolló su teórica mediante dos leyes. Las leyes
de Lamarck a pesar de lo que muchos creen no serían eliminadas por los trabajos
de Darwin y Wallace, y perdurarían casi hasta el final del siglo XIX hasta que
biólogos experimentales como August Weismann “1834-1914” las refutaran mediante
experimentos controlados. Sin embargo, algunos rasgos de la segunda ley de
Lamarck aún perduran en una nueva rama de la biología llamada epigenética
aunque de un modo mucho más sutil.
La primera le dé Lamarck dice que cada animal que no ha pasado el límite de su desarrollo puede fortalecer un órgano mediante su uso continuo. La cantidad de esfuerzo colocado en dicho órgano es directamente y es proporcional al poder y tamaño que este va adquiriendo.
Figura 18. El
lamarckismo es lineal y perfeccionante. Lo bello de la teoría lamarckiana
es que concordaba con la idea de la Gran Cadena del Ser y con la telología de
Aristóteles, haciendo de la evolución un procedo lineal, unidireccional y
orientado a un propósito adaptativo.
Por otro lado, los órganos que no se emplean durante el
desarrollo del ser vivo se hacen débiles y más pequeños con el tiempo. Si haces
ejercicio fortaleces determinados órganos, si no caminas los músculos de tus
piernas se atrofian. Estos fenómenos eran bien conocidos desde la antigüedad,
por lo que la primera ley de Lamarck no era más que una descripción de lo que
todo el mundo sabía. El punto era lograr una explicación de órganos claramente
hipertrofiados en algunos seres vivos en comparación con otros de tipos
semejantes, por ejemplo, la jirafa con respecto a sus ancestros de cuello corto
o en comparación a sus semejantes de cuello corto como el okapi. La primera ley
de Lamarck en este contexto sería inútil sin una teoría de la herencia, la cual
se enuncia en su segunda ley.
La segunda ley de
Lamarck hace referencia a la herencia y es de hecho una teoría propia sobre la
herencia. En esta se plantea que toda la ganancia del uso de los órganos, así
como toda la perdida por órganos no usados puede transmitirse a la progenie, de
esta forma en varias generaciones un órgano muy empleado puede crecer sin
límites determinados. A esta teoría de la herencia se la denomina herencia
blanda, debido a que los factores reproductivos son blandos y pueden ser
influenciados por los cambios en el cuerpo general del ser vivo. Su teoría
opuesta también fue desarrollada en el siglo XIX y se denominó herencia dura,
en esta los factores reproductivos son duros y no pueden ser alterados por
modificaciones en el cuerpo general del ser vivo. De las dos la herencia dura
ganó predominancia con los trabajos de A. Weismann de los mendelianos en la
última década del siglo XIX como Carl Correns.
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