domingo, 1 de agosto de 2021

2. Genética premendeliana | 🧬 Genética clásica | Joseleg

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Para poder entender cuál fue el efecto de la revolución mendeliana, debemos comprender cuál era la visión del problema de la herencia por las culturas que influyeron en la tradición del pensamiento occidental.

Herencia, cultura, mito y religión

No existe una tendencia general sobre cómo ve cada cultura el modo en que se heredan los rasgos, sin embargo, podemos afirmar con pocas dudas que el mito y la religión jugaron y tal vez aun juegan parte importante. Algunos rasgos hereditarios disminuyen las capacidades con las cuales los individuos se relacionan con su medioambiente, es decir se perciben como defectos. Para explicar los defectos algunas culturas pueden optar por el concepto de maldiciones divinas o demoníacas causadas por pecados contra la moral o contra los dioses “hubris”.

Figura 21. Las causas de estas maldiciones dejan de ser fenómenos de la naturaleza y comienzan a interpretarse como la base de un discurso moral, mitológico o religioso; en varias ocasiones excluyente. No es raro encontrar denominaciones religiosas que ven los defectos físicos, ya sea estos heredados o adquiridos como causa de menosprecio, discriminación y exclusión.

En otras ocasiones ocurre lo opuesto, en el que rasgos anómalos son vistos de forma positiva por parte de la sociedad como en el caso de Lakshmi Tatma (Tubbs, Ditty, Bosmia, & Bosmia, 2015) quien al nacer un gemelo siamés incompleto que creció desde su pelvis fue tomada como la diosa de la fortuna y en consecuencia bautizada con el mismo nombre. El ejemplo anterior nos da la pista para entender las ideas de la herencia en sociedades pasadas, y es que hay que entender sus religiones para entender su modo de razonar.

La Grecia antigua y la herencia premendeliana

Desde la antigua Grecia dos tipos de pensamiento sobre la naturaleza han permanecido con competición, y aun hoy siguen asiéndolo, estos son el pensamiento internalista y el pensamiento externalista (Benfey, 2007). Con pensamiento internalista se hace referencia a aquel en el que el fenómeno natural es generado por causas internas del sistema, por sus componentes físicos, estos factores originadores dan sentido a la palabra genética que significa “el estudio del origen”. El pensamiento opuesto es percibir a los fenómenos naturales como originados por las relaciones externas a él, por las condiciones expuestas e impuestas por su medio ambiente. En este caso el ambiente esta sobre los factores internos. En la actualidad esta perspectiva se conoce como epigenética.

El preformacionismo

Uno de los modelos genéticos más antiguos es el prefomacionismo, que proponía que los descendientes ya están preformados en las semillas como si se trataran de muñecas rusas, cada una más pequeña que la siguiente.

Figura 22. Por años se pensó que la semilla masculina contenía al individuo preformado.

Los proponentes del preformacionismo fueron famosos filósofos como Aristóteles y Anaxágoras, donde percibía al hombre como arado y la mujer como una especie incubadora o campo.  Nuevamente una reminiscencia al mito de Uranos y Gaia (Preus, 1977). El preformacionismo es internalista ya que la herencia viene preformada en los homúnculos encerrados al interior de la semilla masculina.

Problemas del preformacionismo

Uno de los problemas del preformacionismo masculino era que las mujeres también aportaban al desarrollo de sus descendientes. Aristóteles menciona un caso de una mujer que fue infiel con un etíope “un hombre de africano de poblaciones de piel negra”, la hija producto del adulterio no manifestó rasgos etíopes, pero los nietos sí. Esta inconcordancia produjo dos explicaciones. En la primera el preformacionismo fue modificado por influencias externas a la semilla paterna, y en la segunda se propuso la idea de una segunda semilla que afectaba a la paterna. 

Influencia del externalismo al preformacionismo

Una interpretación externalista al preformacionismo planteaba que el útero de la mujer no poseía semilla alguna, las modificaciones eran causadas por factores externos a la semilla que la afectaban. Para esta perspectiva la mujer solo era un receptáculo donde se plantaba la semilla y así esta podía desarrollarse. De este modo existían fenómenos que actuaban “sobre” los “factores originadores” de la semilla. La dicotomía internalista y externalista es lo que actualmente puede denominarse como el debate de lo heredado vs lo ambiental o genética vs epigenética. ¿La inteligencia se hereda o se desarrolla? Esta y otras preguntas sobre al talento vs el esfuerzo diario aún siguen siendo un tópico candente. La propuesta de la semilla paterna deformada por el ambiente materno se la atribuye a Aristóteles (Marinella, 2007).

Figura 23. Etíopes del período clásico griego. Memnón en la Ilíada es etíope, el único igual a Aquiles. Etíope significa "cara quemada" en griego en referencia al tono de piel general de los africanos subsaharianos. Se pensaba que eran las personas más puras, las únicas entre las que los dioses caminaban abiertamente. Perseo también rescató a la mujer más hermosa del mundo de ser sacrificada a un monstruo marino. Ella era la hija del rey de Etiopía, la princesa Andrómeda.

Las dos semillas

No todos los griegos concordaban con la visión del preformacionismo, Empédocles de Agrigento por ejemplo fue el primer filósofo occidental en ir en contra de sus creencias culturales y atreverse a proponer que la herencia dependía de forma igualitaria de los dos padres, elevando a la mujer a una posición igualitaria a la del hombre (Whaley, 2003). El problema con la propuesta de Empédocles era que las semillas no tenían una estructura interna, esto es porque la expresión semilla era una alegoría filosófica, no una entidad experimental como si lo fueron en siglos posteriores el óvulo y el espermatozoide. A falta de experimentación, Empédocles no podía explicar las diferencias de origen entre hombres y mujeres, y esto se convirtió en el blanco de críticos de los preformacionistas como Aristóteles (Whaley, 2003).

Resumen de la herencia en la Grecia antigua

En la Grecia antigua se encuentra el fundamento de la actual discusión heredado contra aprendido; talento contra esfuerzo. Esta discusión puede plantearse en términos generales como la discusión entre la causa internalista y la externalista. La causa internalista depende solo de los factores internos de un sistema, “lo que le da inicio” es lo más importante, es decir su genética. La causa externalista depende de las relaciones del sistema con su ambiente, el ambiente se encuentra por encima de lo que le “da inicio”. Dos hipótesis de la Grecia antigua concuerdan con las dos posturas.

La hipótesis de las dos semillas postulaba que cada ancestro da dos semillas que interactúan internamente sin importar las condiciones del vientre materno, defendida por Empédocles de Agrigento. La hipótesis externalista proponía que la semilla era dada por el padre y el ambiente del vientre corrompía a la semilla alterándola para generar mujeres y otras deformidades según Aristóteles.

Sin embargo, la filosofía griega tubo un problema endémico que dificultó su ulterior avance, la falta de experimentación controlada para indagar más en las observaciones hechas en el ambiente natural, los filósofos contaban con anécdotas locales y los escritos de sus predecesores, pero en muy raras ocasiones diseñaron experimentos controlados con instrumentación especializada. Con el dominio romano las posturas del preformacionismo y las dos semillas permanecieron en espera, y al establecerse el cristianismo en occidente, las posturas de Aristóteles se convirtieron en el estándar universal. No sería sino hasta el renacimiento que las ideas sobre la herencia serian retomadas con un nuevo punto de vista, la nueva ciencia empirista.

La ley mosaica y la herencia premendeliana

A lo largo de los estudios de genética nos daremos cuenta de que la hemofilia es la enfermedad favorita de los genetistas. La hemofilia es una enfermedad cuyo síntoma más importante, es la imposibilidad que tiene la sangre para formar coágulos y tapas las heridas. Un enfermo de hemofilia grave sangrará por un corte leve incluso hasta la muerte. Esto es un problema para los judíos, ya que los niños varones debe pasar por un ritual llamado circuncisión. ¿Cómo le hacen los judíos hemofílicos? En el desierto del cercano oriente hace 1800 años un rabí enfrentaba un problema.

Una mujer judía había dado a luz a un varón. La ley judía establecía por orden de Dios mismo que el niño a su octavo día debía asistir al ritual de circuición. Ahora, ese no era el problema, el problema era que los dos hijos varones previos que esta misma mujer había dado a luz, había sagrado hasta la muerte después de ser circuncidados. Pero, aun así, la ley seguía en pie, el niño no podría ser contado entre el pueblo elegido a menos que pasara por tal ritual. Después de una larga consulta con otros Rabí se decidió exceptuar al bebé del ritual.

Figura 24. La circuncisión consiste en cortar una porción del prepucio del pene que cubre al glande “es una cubierta de piel”, dejándolo permanentemente al descubierto.

Figura 25. Maimónides fue un médico, rabino y teólogo judío de al-Ándalus, la actual España. Tuvo importancia como filósofo en el pensamiento medieval.

Casi mil años más tarde, el médico y comentador bíblico Maimones revisó numerosos casos en la literatura rabínica estableciendo que en tales casos el tercer hijo no debía ser circuncidado. Adicionalmente la excepción debía aplicar, aunque el tercer hijo de la mujer fuera de un esposo diferente. Maimónides razonó que el desorden que causaba el desangrado estaba claramente asociado a la mujer, el cual lo pasaba inevitablemente a todos sus hijos. Sin saber nada de genética moderna, estos sabios antiguos lograron vincular un desorden físico con un patrón de herencia (Sadava, Berenbaum, & Hillis, 2014)

La cría selectiva, los granjeros y la genética premendeliana

El estudio de la herencia biológica ha sido de vital importancia desde los albores de la civilización, de hecho, el mundo agrícola y ganadero se basó en la selección de ciertos grupos de organismos con características deseadas como la docilidad y el fácil manejo, y en cuanto al grano aquellos que dieran mejores cosechas.

Figura 26. Las bananas o plátanos poseen una estructura conveniente no porque así se presenten en la naturaleza, sino porque han sido domesticadas. Las versiones salvajes de la familia de los plátanos "género Musa" son realmente inconvenientes, tienen poca pulpa y huelen mal.

El proceso ha sido tan exitoso que las especies producidas por nuestra mano prácticamente son irreconocibles de sus parientes que aún son salvajes. Uno de los casos más emblemáticos son los pastos que sirven de alimento, como el maíz.

Figura 27. A la izquierda el teosinto o maíz salvaje, es una especie de pasto que puede arreglárselas muy bien en el ambiente sin ningún cuidado. A la derecha el cultivar empleado para producir maíz, las diferencias en el fruto y la forma de la planta son evidentes, pero arqueológicamente se sabe que el teosinto es el ancestro a partir se domesticó el maíz.

El maíz es una especie de pasto seleccionado a partir de pastos salvajes semejantes al actual teosintio. El fruto del teosintio es más pequeño y duro, pero al mismo tiempo es más resistente al ambiente y a las enfermedades (Arriaga, 1987). Otro caso es el banano, muchas personas piensan que las plantas de plátano o banano son salvajes, “la típica imagen del mono comiendo bananas en ambiente salvaje”. Sin embargo, las bananas salvajes son prácticamente irreconocibles, frutos duros y pequeños (S. B. Edwards, 1991).

La cría selectiva y la aplicación de la ciencia

La cría selectiva se basa en reservar para la reproducción aquellos ejemplares con los rasgos más deseables de toda una generación. El proceso ha sido empleado por la humanidad casi desde el año 5 000 antes de Cristo, pero se ha  hecho, mucho más rápido desde la introducción a la agricultura de los conocimientos generados  por la ciencia de la genética (Doebley, Gaut, & Smith, 2006). Y esto es el quid de la cuestión, la genética ha servido para incrementar la productividad de las cosechas, o para aplicaciones médicas que generan riqueza. En otras palabras, la genética es una herramienta para producir más capital económico.

La cría selectiva en el contexto de Mendel y Darwin

Para el siglo XIX la cría selectiva de plantas ya era una actividad con milenios de historia y documentación. Los métodos de Mendel no eran para nada novedoso en términos de procedimiento. Cualquier granjero era capaz de emplearlos. Incluso ya era empleada en los diseños experimentales de otros académicos como Charles Darwin contemporáneo suyo, pero con quien nunca pudo establecer contacto también empleaba la cría selectiva como un mecanismo para poder estudiar sus hipótesis. En una carta de Darwin a Wallace podemos leer (Williams, 2003):

“Mi querido Wallace,

Me parece que no entiendes a lo que me refiero cuando hablo de que ciertas variedades no se mezclan entre sí. Mi comentario no tiene nada que ver con la fertilidad, y un ejemplo lo puede explicar.

He cruzado entre sí plantas de alverja de las variedades Painted Lady y Purple, que presentan coloraciones muy diferentes, y he obtenido, incluso en la misma vaina, alverjas de ambas variedades, pero ninguno intermedio.

 


Figura 28. Flores de arveja dulce, variedades Painted Lady “izquierda” y Purple “derecha”.

Me parece que algo similar debe estar ocurriendo con tus mariposas y con las tres formas de Lythrum que mencionas. Aunque estos casos parecen sorprendentes, en realidad se trata del mismo fenómeno que hace que cada hembra en el mundo produzca descendencia tanto masculina como femenina.

 Con mi afecto más sincero, Ch. Darwin”

En esta carta se puede ver que Darwin y Wallace estaban cerca de uno de los puntos preponderantes del modelo de Mendel, la idea básica de una falta de mezcla, pero para aclarar esta idea debemos entender como entendían la mezcla en ese contexto.

La cría selectiva depende de factores de ambos progenitores

Cada padre contribuye de manera igual a las características de la descendencia. Aunque actualmente se piensa que la idea proviene de Mendel, en realidad esto ya rondaba los círculos académicos desde mucho antes que Darwin, Wallace y Mendel. Ya antes de Mendel las hipótesis Aristotélicas a cerca de la herencia eran cuestionadas profundamente a base de datos empíricos, en la década de 1770, lo botánico Alemán Josef Gottlieb Kolreuter estudió la descendencia de cruces recíprocos en las cuales, las plantas eran cruzadas en direcciones opuestas (Mayr, 1986). Por ejemplo, en un cruce los machos que tenían flores blancas se cruzaban con hembras de flores rojas. Mientras que en el cruce complementario machos de flores rojas se cruzaban con hembras de flores blancas. Los resultados demostraban que ambos padres contribuían de manera equitativa a los caracteres de la descendencia.

La herencia continua contra la herencia discreta

Los determinantes hereditarios se mezclan en los descendientes. Por ejemplo, si tenemos una flor roja y una flor azul, se suponía que, los descendientes con flores purpuras resultaban de una mezcla indivisible, algo así como cuando mezclas pintura de diferentes colores. El problema específico con esta hipótesis era la presunción de que una vez mezclados los caracteres no podían volver a separarse. Como bien puede intuirse en la carta de Darwin a Wallace en el artículo anterior, para el siglo XIX las hipótesis de la mezcla de caracteres ya empezaba a cuestionarse, y el mecanismo que impedía la mezcla fue relacionado con aquel que genera la diferencia de sexos. El problema es que nadie intentó formalizar ese mecanismo de forma matemática antes de la llegada de Mendel. Por dos razones:

1- a la mayoría de los filósofos naturales y primeros biólogos no se les daba bien las matemáticas, de lo contrario hubieran sido físicos que era algo más prestigioso.

2- por otro lado, los caracteres que exhibían la falta de mezcla eran raros, lo más común era ver que los rasgos se mezclaban en estados intermedios.

Resumen de la cría selectiva premendeliana

Para la época de Mendel los naturalistas sabían que algunos rasgos no se heredaban de forma mezclada, se mantenían de una generación a otra, pero también reconocían que estos rasgos eran pocos en comparación a los que, si se mezclaban, y estos últimos eran en los que se enfocaban para explicar. Las explicaciones para los rasgos complejos fueron muchas, pero debido a los límites de la época la mayoría terminó por aceptar al lamarckismo como la explicación dominante, y cuando digo todos eso incluyó a Darwin (Kutschera & Niklas, 2004). Este es el punto de partida del trabajo de Mendel y al mismo tiempo la causa de que no fuera reconocido en su tiempo, pero eso es parte de la siguiente lección.


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