viernes, 10 de diciembre de 2021

Generalidades de la evolución de las aves | 🐦 Evolución de las aves | Joseleg |

Siendo la segunda versión de este texto en 2017 he de decir que me encuentro en un mundo extraño, hace unos pocos días se ha publicado que la Teoría de la Evolución ha sido prohibida en Turquía, y asumiría que la derecha Norte Américana pronto realizará algún nuevo juicio del mono, por lo que evidentemente la evolución como un todo es un tema socialmente controversial. Sin embargo, me interesa la enseñanza de un tema tan concreto precisamente por ello, a diferencia de enseñar evolución en general, con todos sus términos he hipótesis, aplicar eso a un tema concreto permite hablar con un mayor sentido de la realidad, además los jóvenes aman a los dinosaurios.

 La evolución de las aves en la actualidad una rica colección de fósiles y la oportunidad de aplicar una amplia diversidad de conceptos, desde los más generales como la naturaleza de las ciencias de la naturaleza, hasta temas muy concretos como taxonomía, nomenclatura biológica, sinapomorfias, órganos homólogos, desarrollo embrionario entre otros. Sin embargo, resulta más que evidente que para poder emplear el ejemplo de la evolución de las aves como una corporización concreta de la enseñanza de la teoría de la evolución se hace necesario saber mucho de dicho proceso. Primero que todo hay que borrar de la mente que Archaeopteryx es la pieza clave del rompecabezas, porque en la actualidad no lo es, es solo una pieza más en una amplia colección de nuevos y estupendos fósiles que retan nuestra clasificación tipológica y esencialista de lo que es y de lo que no es un pájaro.

Iniciaremos pues nuestro estudio de la evolución de las aves con una revisión histórica de los primeros estudios y controversias para el entendimiento de la evolución de las aves, y como aun cuando se generan controversias al interior de la ciencia, la regla de oro es que toda hipótesis debe ser naturalista, emplear explicaciones naturales para el fenómeno natural de la existencia de las aves modernas. De esta manera podemos iniciar con una definición absolutamente intuitiva de que es un ave, pues esa definición era la que tenían los primeros biólogos.

Ideas tempranas de la evolución de las aves

Tan temprano, como el siglo 18, las aves eran puestas inmediatamente delante de los peces voladores en “la cadena del ser” postulada por los naturalistas de la época. Recordemos que, según la biblia, las aves y los peces fueron creados en el quinto día, sí que para la época la idea no tenía nada de descabellado (Chiappe, 2009). Sin embargo, a mediados del siglo 19 ocurrió una enorme revolución en el mundo naturalista y en la naciente ciencia moderna de la biología, y esta fue, el advenimiento del pensamiento evolutivo, y especialmente con el planteamiento de Darwin y Wallace, con su teoría de la evolución por medio de la selección natural (Chiappe 2009).   Inmediatamente se formuló la teoría evolutiva, los naturalistas comenzaron a lanzar una serie de hipótesis más específicas acerca del posible origen evolutivo de las aves, relacionándolas con una serie de linajes extintos conocidos durante la época, por mencionar algunos, estaban los pterodáctilos, los dinosaurios ornitisquios y los dinosaurios terópodos. Sin embargo, lo que todas estas hipótesis tenían en común era que los reptiles cocodrilianos eran los parientes más cercanos e aun vivían actualmente a las aves (Chiappe 2009). 

Por décadas, sin embargo, el origen evolutivo de las aves permaneció obscuro y lleno de controversias –el registro fósil era simplemente demasiado fragmentario para proveer una imagen clara. Hoy, por otra parte, muchas de las hipótesis han sido desechadas por unas u otras razones, quedando la de los terópodos como la más probable actualmente, y la que de hecho recibe una aceptación más general (Shipman, 1998; Tykoski, Forster, Rowe, Sampson, & Munyikwa, 2002; Witmer, 2002)

De hecho, la aceptación es tan grande que muchos autores consideran que las aves deben clasificarse en todos los lenguajes como auténticos dinosaurios. Sin embargo, las aves actuales se s denomina dinosaurios avianos, mientras que otros como el velociraptor, el tiranosaurio o el braquiosaurio y otros dinosaurios “tradicionales” que coexistieron con las aves so denominados cono dinosaurios no avianos (Chiappe 2009). 

La idea de que la ancestría de las aves puede rastrearse a un grupo de reptiles denominados terópodos no es parta nada nuevo (Chiappe, 2007), de hecho poco después de la publicación de El Origen de las Especies, el embriología alemán C Gegenbaur usó similitudes en la estructura del talón  para colocar a un pequeño terópodo de 150 millones de años (mda) llamado Compsognathus longipesFigura 1” en una posición intermedia entre las aves y otros reptiles (Chiappe 2009).

Compsognathus longipes ("mandíbula delicada de patas largas") es la única especie conocida del género extinto Compsognathus de dinosaurio terópodo compsognátido, que vivió a finales del período Jurásico, hace aproximadamente 150 millones de años, en el Titoniense, en lo que hoy es Europa. Los paleontólogos han encontrado dos fósiles bien preservados, uno en Alemania en 1850 y el segundo en Francia casi un siglo después. Muchas presentaciones populares todavía describen Compsognathus como un dinosaurio del tamaño de un gallo debido a lo pequeño del espécimen alemán, que ahora se cree ser una forma juvenil del espécimen francés más grande. Compsognathus es uno de los pocos dinosaurios para los cuales la dieta se sabe con certeza: los restos de ágiles lagartos pequeños, se preservan en los vientres de ambos especímenes. Los fósiles de dientes descubiertos en Portugal pueden ser adicionales del género.

Figura-generalidades 1

Compsognathus longipes ("mandíbula delicada de patas largas") es la única especie conocida del género extinto Compsognathus de dinosaurio terópodo compsognátido, que vivió a finales del período Jurásico, hace aproximadamente 150 millones de años, en el Titoniense, en lo que hoy es Europa. Los paleontólogos han encontrado dos fósiles bien preservados, uno en Alemania en 1850 y el segundo en Francia casi un siglo después. Muchas presentaciones populares todavía describen Compsognathus como un dinosaurio del tamaño de un gallo debido a lo pequeño del espécimen alemán, que ahora se cree ser una forma juvenil del espécimen francés más grande. Compsognathus es uno de los pocos dinosaurios para los cuales la dieta se sabe con certeza: los restos de ágiles lagartos pequeños, se preservan en los vientres de ambos especímenes. Los fósiles de dientes descubiertos en Portugal pueden ser adicionales del género.

Cerca de la misma época, el paleontólogo americano ED Cope comparó el talón del terópodo jurásico Megalosaurus sp., con el de un avestruz, y en base a estas y otras similaridades óseas, argumento una relación cercana entre los terópodos y las aves (Chiappe 2009).

A pesar de las consideraciones iniciales, el autor más influyente sobre esta idea fue el anatomista británico TH Huxley “también conocido como el bulldog de Darwin” quien la popularizó. Casi inmediatamente de descripción del primero fósil completo de Archaeopteryx sp., Huxley realizó comparaciones exhaustivas con varios reptiles prehistóricos y encontró que era más similar a dinosaurios como Hypsilophodon sp., y Compsognathus sp., (Huxley, 1868, 1870).

Con Huxley (Huxley 1868, 1870) quedó formulada la primer gran hipótesis sobre el origen evolutivo de las aves, a esta hipótesis la denominaremos el “origen terópodo” de las aves. Sin embargo, otros paleontólogos de la época no estaban muy convencidos, por ejemplo, quien describió el uno de los primeros fósiles completos del Archaeopteryx sp., Sir Richard Owen (Owen, 1863) así como otros paleontólogos de prestigio como Baron Franz Nopcsa (Nopcsa, 1907), Harry Seeley (Seeley, 1901) entre otros.

Megalosaurus bucklandii es la única especie conocida del género extinto Megalosaurus (en latín "lagarto grande") de dinosaurio terópodo megalosáurido, que vivió a mediados del período Jurásico, hace aproximadamente 166 millones de años, en el Bathoniense, en lo que hoy es Europa. Su nombre se deriva de las palabras griegas μεγαλο, Megalos, "grande" y σαυρος, Sauros, "lagarto". Gideon Mantell lo nombró en 1827, convirtiéndolo en el primer dinosaurio descrito. Lo llamaron así refiriéndose a su gran tamaño. Este dinosaurio se lo relaciona, según lo descubierto, con el Torvosaurus de América del Norte y el Poekilopleuron de Francia.

Figura-generalidades 2

Megalosaurus bucklandii es la única especie conocida del género extinto Megalosaurus (en latín "lagarto grande") de dinosaurio terópodo megalosáurido, que vivió a mediados del período Jurásico, hace aproximadamente 166 millones de años, en el Bathoniense, en lo que hoy es Europa. Su nombre se deriva de las palabras griegas μεγαλο, Megalos, "grande" y σαυρος, Sauros, "lagarto". Gideon Mantell lo nombró en 1827, convirtiéndolo en el primer dinosaurio descrito. Lo llamaron así refiriéndose a su gran tamaño. Este dinosaurio se lo relaciona, según lo descubierto, con el Torvosaurus de América del Norte y el Poekilopleuron de Francia.

La hipótesis de Huxley tuvo una aceptación relativamente buena hasta la publicación del libro clásico “El Origen de las Aves” (Heilmann, 1926). Heilmann mostró que, a pesar de la similaridad entre las aves y los terópodos, los dinosaurios eran probablemente muy especializados. El sugirió, por ejemplo, que las clavículas reducidas de los dinosaurios no hubieran podido expandirse de manera tal que pudieran fusionarse con el esternón para formar la clásica fúrcula de las aves; y por tal razón los dinosaurios no podrían ser los ancestros de las aves. En lugar de ello, Heilmann propuso que los dinosaurios y as aves habían evolucionado de manera paralela a partir de un ancestro común en un grupo llamado tecodontia. La propuesta de Heilmann estuvo también bien planteada para su época, y el propio Heilmnn poseía tanta autoridad que esta se convirtió en la hipótesis prevalente por más de medio siglo. La resurrección del origen terópodo fue realizada por John Ostrom en la década de 1970 (Ostrom, 1972), con la ayuda de nuevos métodos y análisis filogenéticos, como el análisis cladístico, y desde la década de 1980 ha resultado en un creciente apoyo dentro de muchos paleontólogos (Clark, Norell, & Makovicky, 2002; Gauthier, 1986; Norell, Clark, & Makovicky, 2001; Paul C Sereno, 1999). Sin embargo, estas eran aproximaciones teóricas al asunto, pero planteaban predicciones sobre descubrimientos futuros muy específicas.

El premio a estas predicciones vendría con el descubrimiento de nuevos fósiles mejor conservados en las pasadas tres décadas, especialmente aquellos con impresiones de plumas del cretáceo bajo de Liaoning en China, los cuales han proveído alguna de la evidencia más contundente que soporta la hipótesis del origen terópodo actualmente (Xing, Yennien, Xiaolin, & Chunhsiang, 2003; Xu et al., 2003; Zhou & Zhang, 2003). Para muchos paleontólogos, la evidencia que soporta el origen terópodo de las aves es mucho más fuerte de lo que Ostrom y sus colegas hubieran podido imaginar allá en los 70s. De hecho, muchos paleontólogos se encuentran muy tentados a cerrar el debate sobre el origen de las aves (Prum & Brush, 2002), argumentando que las aves son dinosaurios tal como los humanos somos mamíferos.

John H. Ostrom (18 de febrero de 1928 – 16 de julio de 2005) fue un paleontólogo estadounidense que revolucionó la comprensión moderna de los dinosaurios en los años 1960, al demostrar que estos animales eran más parecidos a grandes aves no voladoras que a los reptiles, una idea propuesta por primera vez por Thomas Henry Huxley en los años 1860, pero que ganó en ese entonces pocos apoyos. Los primeros trabajos bien establecidos de Ostrom sobre osteología y filogenia de la primitiva ave Archaeopteryx aparecieron en 1976. Su teoría fue corroborada con el descubrimiento de dinosaurios emplumados en China.

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John H. Ostrom (18 de febrero de 1928 – 16 de julio de 2005) fue un paleontólogo estadounidense que revolucionó la comprensión moderna de los dinosaurios en los años 1960, al demostrar que estos animales eran más parecidos a grandes aves no voladoras que a los reptiles, una idea propuesta por primera vez por Thomas Henry Huxley en los años 1860, pero que ganó en ese entonces pocos apoyos. Los primeros trabajos bien establecidos de Ostrom sobre osteología y filogenia de la primitiva ave Archaeopteryx aparecieron en 1976. Su teoría fue corroborada con el descubrimiento de dinosaurios emplumados en China.

Aun así, el debate aún no está saldado “lo cual es bueno”, tal vez el nombre más grande que se levanta en este asunto es el de Alan Feduccia, uno de los oponentes más fuertes del origen terópodo de las aves. De hecho, le dedicó un capitulo extra en su libro (Feduccia, 1999) titulado “El T. rex no era un correcaminos de cuatro toneladas y otras revelaciones”. Es muy claro que el debate aún no está terminado (Feduccia, 2002; Galis, Kundrát, & Sinervo, 2003). La hipótesis del origen terópodo de las aves ha sido muy exitosa gracias al descubrimiento de nueva evidencia fósil, en la que, el descubrimiento de los dinosaurios emplumados es significativamente la más importante. Sin embargo, tal vez el contraargumento más fuerte que puede realizarse contra esta evidencia viene de la posibilidad de que los dinosaurios emplumados sean aves no voladoras secundarias (tal como los actuales Struthioniformes, solo que con características aún más primitivas).

Por ejemplo, desde los 80s, Gregory Paul a argumentando consistentemente que algunos terópodos, como los dromeosaurios, los troodonidos y los oviraptores son aves primitivas no voladoras secundarias de un persistente linaje de protoaves (Paul, 2002), oros autores han propuesto que al menos los oviraptorisauridos (Elzanowski, 1999; Feduccia, 1999, 2002; LÜ, 2002; Maryanska, Osmólska, & Wolsan, 2002) y al menos algunos dromeosaurios fueron aves no voladoras secundarias (Feduccia 2002). Estas ideas tienen las ventajas de explicar porque algunas características avianas, como el proceso de refuerzo de las costillas, pubis más invertidos y caudales en los dromeosaurios y un pigóstilo que aparece en algunos terópodos emplumados, pero no en las aves más basales. El ave de cola larga llamada Jeholornis posee una cola más larga y más de dromeosaurio que la de Archaeopteryx. En este aspecto, provee videncia ambigua sobre el origen terópodo de las aves debido a que puede verse de cualquier modo como como si las aves descienden de los dinosaurios o evidencia de que algunas aves desarrollaron de manera secundaria una cola más dinosauriana.

John Alan Feduccia (nacido el 25 de abril de 1943) es un paleornitólogo especializado en los orígenes y la filogenia de las aves. Es S. K. Heninger, distinguido profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte. Las obras de Feduccia incluyen tres libros principales, The Age of Birds, The Origin and Evolution of Birds, Riddle of the Feathered Dragons, y muchos artículos revisados por pares en revistas ornitológicas y biológicas. Feduccia se opone al consenso científico de que las aves se originaron y están profundamente anidadas dentro de Theropoda y, por lo tanto, son dinosaurios vivientes. Él ha abogado por una teoría alternativa en la que las aves compartan un ancestro basal común con los dinosaurios terópodos entre los linajes de los arcosaurios más basales.

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John Alan Feduccia (nacido el 25 de abril de 1943) es un paleornitólogo especializado en los orígenes y la filogenia de las aves. Es S. K. Heninger, distinguido profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte. Las obras de Feduccia incluyen tres libros principales, The Age of Birds, The Origin and Evolution of Birds, Riddle of the Feathered Dragons, y muchos artículos revisados por pares en revistas ornitológicas y biológicas. Feduccia se opone al consenso científico de que las aves se originaron y están profundamente anidadas dentro de Theropoda y, por lo tanto, son dinosaurios vivientes. Él ha abogado por una teoría alternativa en la que las aves compartan un ancestro basal común con los dinosaurios terópodos entre los linajes de los arcosaurios más basales.

Rahonavis, un ave del cretáceo tardío de cola larga también posee algunas características más arcaicas que las de Archaeopteryx en la cola y en las zonas del pie (Forster, Sampson, Chiappe, & Krause, 1998). Mientras que Witmer (2002) cree que estas ideas permanecen fuera de las principales corrientes de pensamiento actuales, y que son difíciles de corroborar mediante análisis filogenéticos, sugiere que poseen mérito para ser escrutadas aunque nunca han sido adecuadamente recibidas. De hecho, algunos análisis filogenéticos serios han sido realizados para Caudipteryx y otros taxones los oviraptores que sugiere que son aves no voladoras secundarias (Maryanska et al. 2002). Desde el punto de vista de Zhou (2004) el debate aún está lejos de estar cerrado. En resumen, actualmente manejamos dos hipótesis, la principal, es el origen terópodo de las aves, la segunda es que las aves y algunos terópodos son de hecho aves que evolucionaron de manera paralela al resto de los dinosaurios.

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